Cada año por estas fechas los medios se llenan de recomendaciones cinematográficas con las que soñar un tiempo de amor y ternura y quizá también de dolor o añoranza.

Sin embargo, acudimos (casi) siempre a los mismos títulos, los mejores o simplemente los más populares, instalados de momento en el podio navideño contemporáneo.

Historias que la inmensa mayoría del público ya conoce y ha disfrutado con puntualidad y constancia hasta la saciedad¡Qué bello es vivir!, Plácido, La gran familia, Pesadilla antes de Navidad, La jungla de cristal, Gremlins, Love actually, The holiday (Vacaciones), Solo en casa, Los amigos de Peter y unos cuantos más. Ahora bien, junto a ellos, no pocas películas reivindicables como inmejorables para fin de año suelen quedar fuera de las selecciones, al menos de las antologías no demasiado amplias.

Cuento de Navidad(1951), de Brian Desmond Hurst

Hasta finales de los años ochenta era la versión del relato de Charles Dickens que solían emitir en la tele al llegar las fiestas. Sin embargo, la aparición de otras notables relecturas, como Los teleñecos en Cuento de Navidad (1992) o la animada homónima de Robert Zemeckis con Jim Carrey, de 2009, relegó a la obra de Hurst, la mejor visión de siempre de Mister Scrooge, al baúl de los clásicos ocultos.

Su retrato del avaro, de la pasión por el dinero por encima incluso del amor, y cómo determinadas circunstancias vitales ennegrecen el alma humana, es feroz. Con una majestuosa expresividad en su puesta en escena y en el tratamiento de la luz, este Cuento de Navidad apela, naturalmente, a algo tan básico, pero a veces tan pasado de moda, como que seamos buena gente.

La conversión gestual del actor Alastair Sim en el tramo de la redención final, desde el drama casi de terror hasta la comedia, es prodigiosa. Disponible en Amazon y Filmin.]

Escondidos en Brujas(2008), de Martin McDonagh

Confesonario. Sacerdote: “¿Asesinaste por dinero?”. Feligrés: “Sí, padre, no por ira ni por nada. Por dinero”. Las implicaciones religiosas aparecen en todo momento en la historia creada por el dramaturgo y cineasta McDonagh.

Dos asesinos a sueldo varados durante una Navidad en Brujas, huyendo de un crimen horrendo. Pero, sobre todo, aguardando la llegada de una personalidad, como una moderna versión de Esperando a Godot, incluido el absurdo de algunos diálogos, en la que esta vez el aludido sí que acaba apareciendo. Y en la base, el remordimiento, ese que nos llega a final de año por lo mal hecho, y que nos puede llevar a una cierta reconstrucción; en este caso, antes del día del Juicio Final, en el museo Groeninge de la ciudad belga, frente al cuadro de El Bosco, espejo moral de los asesinos que lo observan.

Comedia negra, intriga criminal, drama existencial. ¿Es Brujas, o el mismísimo Purgatorio? Disponible en Movistar.

De ilusión también se vive (1947), de George Seaton

Seaton se adelantó con su película a una dicotomía casi actual: el doble camino para los niños entre la racionalización adulta de la Navidad, de los regalos y de las relaciones personales, o el mantenimiento de la magia y el anhelo.

Planteada también como una estruendosa apoteosis del consumismo, a tal nivel que la producción parece financiada por los grandes almacenes de regalos Macy y Gimbel (aunque no lo estuviera), De ilusión también se vive cuenta la llegada a nuestro mundo de Santa Claus, contratado para hacer de sí mismo en una cabalgata y en una gran tienda de Nueva York.

Lo que lleva a un hombre bueno y siempre sincero a un juicio en el que debe demostrar que es el verdadero mito de la Navidad. Cuidado, porque los niños que aún no conozcan el secreto del pastel en torno a los regalos pueden empezar a disparar a sus padres inconvenientes preguntas. Y una frase para los adictos a la esperanza: “La fe es creer en cosas que el sentido común te dice que no creas”. Disponible en Disney+.

Navidades negras (1974), de Bob Clark

Antes de pasar a la historia del cine juvenil con la desbocada testosterona de Porky’s, Clark era un especialista en el terror que, junto a Tobe Hooper y La matanza de Texas, había dado carta de legitimidad en el año 1974 al subgénero del slasher (matanzas sucesivas de jóvenes por obra de un psicópata). Con la estupenda Navidades negras comenzó también el mito de la final girl, o la chica valiente y juiciosa que suele sobrevivir a las matanzas en este tipo de cintas.

Clark, armado de una cámara en mano con objetivos en gran angular, y conformando continuos planos subjetivos desde el punto de vista del asesino, ofrece también una lección maestra de la utilización del color rojo como elemento de desasosiego. Una película de atronador feminismo, que aboga por la liberación sexual de las chicas frente a las reticencias del poder masculino (padres, policías…), que además queda ridiculizado, y que se atreve con una asombrosa defensa del aborto y de la decisión individual de la mujer. Disponible en Filmin.

La mujer del obispo(1947), de Henry Koster

Al igual que Cuento de Navidad y De ilusión también se vive, otra con la que hace décadas era habitual toparse en estas fechas y ahora, en cambio, es necesario rebuscarla. El protagonista es un pastor anglicano que pretende construir una catedral, pero el conflicto es trasladable a cualquier ámbito laboral, social y político: o cómo rebajarse ante el poder que puede hacer que se cumplan nuestros propósitos, por muy loables que sean, aun a costa de la humillación personal constante. El mangoneoy un ángel de la guarda que viene del cielo para dar sentido común a las intenciones del obispo y, de paso, enamorar sin remedio a su esposa y a cualquier mujer u hombre con el que se cruza en la Tierra. Pero es que nunca hubo un ángel más atractivo: Cary Grant. La naturalidad y el sentido del divertimento como camino para vivir y para gozar. Disponible en Amazon y Filmin.

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