El poder de un reportaje: Bélgica tiene un nuevo hogar
El poder de un reportaje: Bélgica tiene un nuevo hogar

Para Bélgica Mercedes Rosa, tener acceso a necesidades básicas como agua potable, un techo que la protegiera cuando llovía, una cama donde ella, luego de varias horas de trabajo, y su esposo, quien está incapacitado de ambas piernas, pudieran descansar, una cocina en la que pudiera preparar alimentos que le den fuerzas, eran detalles que los veía como un sueño con probabilidades bajas de hacerlos realidad.

Ante la necesidad de encontrar una solución al problema, que día tras días le causaba inquietud y en algunas ocasiones hasta vergüenza, ya que pertenecía a una comunidad de la iglesia y por la falta de condiciones optó alejarse un tiempo, porque decía que cada vez que un hermano de la comunidad quería visitar su casa, “yo siempre tenía una excusa, porque mi casa no estaba en condiciones de recibir visitas”, Bélgica decidió salir un día sin rumbo, hasta poder encontrar ¿quién le ayudara con su situación?.

Con lágrimas en los ojos contó a este medio que aunque quería y tenía todos los deseos de acondicionar su casa, estaba básicamente atada de manos y pies, porque, según reveló, el sueldo que gana como trabajadora del ayuntamiento era de RD$5,500 mensuales, que no alcanzaban para poco más que comer.

Explicó que pensó en un medio en especifico, al que se dirigió y dada la situación de que estaba cerrado, siguió caminando hasta llegar a las puertas de Multimedios del Caribe.

Todo el proceso hasta lograr su objetivo, los consideró “Obra de Dios”.

“Yo no salí para acá, Dios me mandó aquí, yo salí sin rumbo, fui al canal de al lado y estaba cerrado, y el seguridad me señaló para acá y me dijo que viniera aquí, que aquí me la podían tomar también”, contó.

Mientras se encontraba en la puerta, esperando a la persona encargada de recibir las denuncias, quien  no pudo atenderla ese día, otro periodista, que notó su presencia en la recepción y una cara de preocupación, desesperanza y tristeza, le preguntó cómo podía ayudarla; ella le contó y él tomó la historia.

Abed-Nego Paulino, periodista de elCaribe, escuchó a la señora y realizó un reportaje que más adelante dio resultados y que según exclamó, no imaginó que ese milagro ocurriría tan rápido.

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“Yo no sabía que Dios iba a obrar tan rápido a través de ustedes”.

El Instituto Nacional de la Vivienda (INVI), respondió semanas después al llamado de Bélgica, quien contaba los días mientras esperaba la llamada de un representante que iniciaría la construcción del  techo que tanto anhelaba y que veía como un sueño incierto que llegaría a cumplirse en muchos años.

“Yo estaba limpiando la oficina del ayuntamiento  cuando me llamaron y yo tiré el suape, cuando me dijeron que iba una ingeniera del INVI para  evaluar la vivienda y yo me fui corriendo para allá, creo que ni un motor me iba llevar tan rápido”, contó con voz de alegría recordando ese momento que le dio un trago de esperanza.

Ella pensó que el INVI iría a evaluar la vivienda para remodelarla, sin embargo, indicó que la ingeniara luego de verla, le informó que no iba a ser posible una simple reconstrucción, sino que la casa había que desbaratarla.

Contó con nostalgia que a partir de ese día, las cosas que ocurrieron en su vida fueron “todas bendiciones”, porque a pesar de que frente a sus ojos demolieron la casita que por años, aunque no en buenas condiciones, le dio refugio, sabía que estaba a punto de cumplirse lo que tanto había soñado.

“Yo soñaba mucho con mi casa bonita”.

Esperó todo el proceso de construcción en la casa de una hermana de la iglesia, quien les dio posada durante 4 meses mientras estuviera listo su nuevo hogar, que tenía previsto entregarse en menos tiempo, pero por complicaciones de espacio y de la pandemia se extendió.

Llena de alegría, con la mirada de calma, Bélgica expresó que todo los días daba actualizaciones a su esposo, con quien tiene 30 años de casada y quien por el motivo de su inmovilidad, consecuencia de un accidente que tuvo años atrás, no podía trasladarse constantemente al lugar,  por tanto, ella era los ojos de él, durante la construcción.

“Yo iba todos los días a la casa, cuando la estaban construyendo, y le iba contando a mi esposo que no podía ir a ver, por su condición, yo le decía lo qué iban tumbando y qué iban poniendo… yo le dije un día, yo oigo que van a poner un tinaco y le me dijo ‘cuidado si oíste mal’, y yo le dije ¡Sí, un tinaco!´”, narró emocionada Bélgica.

El día de la entrega Bélgica dice, que se pellizcaba porque aún no podía creer que le iban a entregar por fin el nuevo hogar donde estaría más cómoda y tendría una mejor calidad de vida.

“El corazón no me cabía en el pecho, estaba contenta, estaba feliz…  ahora yo veo esa casa con cerámica, con mi baño, nos pusieron un tinaco, nos hicieron el área del fregadero y les pusieron piedritas,  nos hicieron un cético como para un edificio, y yo recuerdo que le dije ‘y qué cosa tan grande es esta’ y ellos me dijeron que eso era para que tuviéramos un baño por muchos años… Nos hicieron esas habitaciones grandes”, contó.

Dos días después de haber recibido su “nueva bendición”, tomó una mañana para visitar el medio que escuchó su y compartió su historia, vino a dar las gracias, no solo al periódico, sino al director del INVI y a todos los que de una forma u otra fueron parte la construcción.

“Siempre que pasa algo bueno en mi vida, me gusta mucho siempre dar las gracias, porque yo digo que el mal agradecido, no tiene memoria”, indicó.

También habló del vínculo que creó con las personas que trabajaron para la reconstrucción de su casa.

“Ellos pusieron todo su esfuerzo …  La ingeniera Fátima todo lo hacía con mucho respeto, con un cariño hacia nosotros, con mucho amor, el albañil y los muchachos, el ingeniero Carlos, nos involucramos mucho, aunque  nos despedimos todos me dijeron que quedaban a mi disposición”.

Denuncia no tiene agua

Sin quitar que está muy agradecida de que hayan resuelto la condición de su vivienda, que según dijo de continuar en la anterior no sabría si iba poder aguantar , Bélgica quiso aprovechar para denunciar que el sector donde vive “el agua no llega y no hemos podido ni estrenar las duchas, y me preocupa que se me dañe el tinaco nuevo por falta de agua”.

Por ende, hizo un llamado tanto al Estado, como a la CAASD, para que presten pronta atención al tema de escasez de agua, en la calle Respaldo García Castro, en Herrera, que es casi una travesía para obtenerla.

“Quiero poder utilizar el fregadero, las duchas, el tinaco, pero el agua no llega…hago un llamado al presidente, a la CAASD o al Estado, para que nos ayuden con esa situación”, señaló.

 

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