En el popular juego de dominó se usa la frase: repite, mata y cuadra. La filosofía popular incluye algo parecido: lo que da resultados, no lo cambies, repítelo.
Estas propuestas del pensamiento popular responden muy bien a la campaña para eliminar o reducir el toque de queda. Si la prioridad es controlar el COVID para recomponer la economía y la vida social, y el toque de queda está contribuyendo a avanzar hacia la meta, ¿por qué cambiar? ¿Por qué no esperar un poco más y repetir la estrategia y mantener lo que resuelve?

He escuchado algunos argumentos insulsos, descartables al instante, en los que no se puede gastar una palabra; otros pueden ser analizados, por ejemplo el que postula la necesidad de acomodarlo al horario de trabajo habitual Pre-COVID, quitándole dos horas para resolver el problema de los tapones del final de la tarde.

Como si los “tapones” de 5:00 a 7:00 PM fueran algo nuevo, atribuible al toque de queda. Como yo vivo en el corazón del Polígono Central de Santo Domingo, soy testigo de que el congestionamiento de las calles de la ciudad es pre-COVID. Estoy convencido que si el toque de queda inicia a las 8:00 p.m. tendremos los mismos tapones de siempre.

Otros reclaman una oportunidad al ocio nocturno, pero con el toque de queda a partir de las 9:00. La fiesta comienza a bajar la velocidad a las 8:00 y la música termina a las 8:30 para cerrar. Entiendo la protesta de los centros nocturnos y sus trabajadores, pero somos muchos más los afectados.

Un sacrificio que se justifica, porque sin contener el COVID en un tiempo razonable, pocos quedaremos para celebrar en fiestas nocturnas infinitas, o tendremos autos para conducir y maldecir los tapones.

El Gobierno, el Ministerio de Turismo y el empresariado turístico, representado en ASONAHORES, han trabajado con ahínco para abrir el país al turismo el primero de octubre. Esto es muy importante. Está demostrado que este sector es un motor fundamental para mover y recuperar nuestra economía, pero para que esta máquina encienda y tome velocidad, necesitamos mostrar éxitos notables en el control de la pandemia.

Una estrategia para contribuir al éxito es poder mostrar el nivel de control alcanzado en las regiones turísticas. Para mantener los avances necesitamos asumir reglas, y el toque de queda proyecta orden y disciplina social. Los mercados desarrollados más importantes para nuestro turismo exigen parámetros para permitir los viajes de sus ciudadanos.

El gobierno de los Estados Unidos emite avisos de advertencias sobre países riesgosos. Para reconsiderar el aviso negativo sobre viajar a este país y aceptar el desglose de las estadísticas para diferenciar la situación de las comunidades turísticas, del total del país, ellos exigen: 1) Un plan escrito y definido; 2) Estándar de número de pruebas PCR por población; 3) Respuesta de pruebas con resultados en 24-48 horas; 4) Baja en positividad continua por 2 semanas; 5) Disponibilidad de camas hospitalarias; y 6) Estándares de certificación internacional para hospitales y hoteles.

Gran Bretaña para no vetarnos: 1) Acepta un máximo de 20 casos nuevos por semana por 100,000 habitantes; 2) Un máximo de 5 defunciones semanales por 100,000 habs.;3) Histórico de 30 días de la tasa positividad; y 4) Información sobre uso de la infraestructura sanitaria.

Son exigencias importantes. Hablamos de temas muy serios. Aún nos falta mucho por hacer para hablar de acomodar o eliminar el toque de queda.

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