Netflix ha incluido este filme de trascendencia temática. En mi opinión, sin la formidable caracterización y creación del personaje a partir del real, encarnado por Matthew McConaughey, el filme no trascendiera más allá de su excelente tema mediante la narración de la vida del estadounidense con SIDA, seropositivo, Ron Woodroof, que inició en los años 80 una lucha campal sin precedentes para salvar su vida y las de otros con el uso de medicamentos y tratamientos no autorizados por el FDA, órgano del gobierno de USA, lo que le permitió vivir más allá del mes que le habían pronosticado. Y gracias a él –Woodroof- se iniciaron posteriormente nuevas medicaciones a contra gusto del cartel de las grandes farmacéuticas estadounidenses. Sí, las acciones cuasi heroicas de un simple obrero técnico en electricidad. Es Woodroof quien crea ese club de compras o Dallas Buyers Club sin precedentes en la historia de la medicina estadounidense. Eran los años que se ligaba el VIH-SIDA a la homosexualidad y a la drogadicción y, por tanto, quien la padecía era apartado completamente de la sociedad, lanzado a su suerte para morir sin que nadie que se ocupara siquiera de su entierro. El trabajo de exposición de la psicología del personaje alcanza niveles de perfección, pues el actor (con su gestualidad y modos y tonos de voz, así como su mirada) supera y enriquece el guión. Su fuerte carisma se multiplica que la performance que cubre cada minuto de las escenas en que aparece. El filme entra fuerte en su exposición temática y en su crítica a la FDA, pero luego en la segunda parte su narrativa es repetitiva marcando una y otra vez la lucha ejemplar de este trabajador norteamericano de clase media baja, y eso tiende a no explotar aspectos importantísimos que los cambios culturales en la sociedad se dieron desde entonces. Hace apología de la lucha contra la homofobia e igual contra el travestismo, e intereses económicos, que no se ocupan de la seguridad social con enfermos terminales. La traba de por qué no profundiza, es porque se detiene en la superficial sin ahondar y desmenuzar el tema y los valores narrativos. Cae al final un poco en una arritmia que apenas es salvada por la actuación McConaughey –que le valió un Oscar–. ¡Es un filme significativo e imperdible!

HHHH Género: Drama sobre un hecho real. Duración: 117 minutos

Posted in Crítica Cine

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