En 1935 en República Dominicana había 913,128 cabezas de ganado bovino y en el año 2020 se sospecha que la cantidad podría ser de dos millones de cabezas. No se tiene certeza de ello y más bien son números que ofrecen cada cierto tiempo uno u otro funcionario de gobierno, o algún ganadero dominicano.

El país no cuenta con un censo agropecuario que permita hablar con propiedad sobre esa actividad y mucho menos que coloque documentos firmes sobre las manos de los tomadores de decisiones. El intento más cercano que tiene esta nación en la materia es del año 2015, cuando la Oficina Nacional de Estadística (ONE) presentó resultados del levantamiento del Pre-censo Nacional Agropecuario, ejecutado con una inversión de RD$113.3 millones. De los recursos, la Unión Europea aportó una parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) otra, el Ministerio de Agricultura también dispuso de dinero y lo propio hizo la ONE. “Para el censo definitivo faltaron ocho millones de dólares que no tenemos”, llegó a decirle a los periodistas el entonces ministro de Economía Temístocles Montás, cuando se le consultaba sobre la cuestión.

Del último censo agropecuario que se realizó en República Dominicana pasaron ya 39 años. Se hizo en 1981, mientras que el proceso de reforma agraria se había realizado en los años 70.

Con ese levantamiento se pudieron ofrecer datos certeros, similar a lo ocurrido en 1935, cuando en República Dominicana había 6 millones 724,900 palmeras, 142,822 matas de caimito, 3.6 millones de tareas de yerba guinea, un millón 103,204 tareas de plátano, 926,289 tareas de café y un millón 20,851 tareas de cacao. Había también en el país 265,881 caballos, 852,973 cerdos, 913,128 vacas y 2.6 millones de aves (incluyendo gallinas, patos y patos). Había 308,742 colmenas y 137,268 burros. La cantidad de habitantes del territorio dominicano era para entonces de un millón 479,417.

El tiempo transcurrido desde 1981 es suficiente para que se hayan producido situaciones distintas, como tornados, ciclones y otros fenómenos, así como para que llegaran plagas que han afectado la producción. Incluso, están disponibles tecnologías de las que en 1981 no se tenía ni idea. En fin, la realidad es otra a partir de esos acontecimientos. Se requiere, por ejemplo, tener detalles sobre infraestructuras, vías de comunicación, actividades agrícolas en las provincias y en los municipios y otros datos valiosos.

Lo que piensa la FAO

La falta de datos y estadísticas actualizados sobre el sector agropecuario es una limitante para impulsar programas de desarrollo, sectoriales y segmentados, dentro del renglón alimentos. Eso lo ha advertido, por ejemplo, la oficina local de la FAO en el pasado y esta vez lo repite, por vía de su nuevo representante Rodrigo Castañeda, de nacionalidad chilena.

El funcionario de la institución de la ONU le dijo a elCaribe que contar con estadísticas actualizadas es fundamental para tomar decisiones. “Es lo que nos permite saber cuántos productores y productoras tenemos, donde están, con qué áreas de producción cuentan, cuáles son sus principales limitaciones y oportunidades para aprovechar las ventajas que nos brinda el mercado local y el internacional”, expuso.

Y agregó: “contar con estadísticas nos permite planificar los volúmenes de producción que necesitamos por rubros y acorde a la demanda del mercado. Esto evita que la producción salga toda a la vez, que se depriman los precios y se descapitalicen los productores. Así como también evitar desabastecimiento del mercado e incremento de los precios; perjudicando a la población más vulnerable y poniendo en riesgo su seguridad alimentaria”.

Desde su punto de vista, es importante, no solo saber con exactitud el número de productores que tenemos con sus áreas y el potencial productivo, sino también tenerlos georreferenciados y aprovechar la tecnología de la información para impulsar una agricultura de precisión. El país produce entre el 80 y el 85 por ciento de los alimentos de origen agropecuario que consume, dicen representantes de organismos diversos, incluido el Ministerio de Agricultura. Sin embargo, la falta de un censo agropecuario impide saber en qué cantidad de terrenos se cultivan esos bienes alimenticios, cuántas personas intervienen en las labores de cosecha (en todas las etapas) y muchas otras informaciones que un ciudadano común y gente que toma decisiones importantes desea y debe manejar.

Según un registro del año 1998 (no se trató puntualmente de un censo), el país tenía unos 243 mil productores agropecuarios.

Los ocho millones que evitaron el paso posterior

De acuerdo con el Pre-censo de 2015 (que no pasó a ser un censo definitivo por falta de los ocho millones de dólares que dijo Temístocles Montás) en República Dominicana cinco provincias concentran el 29% de las unidades productivas pecuarias. Se trata de Monte Plata, con 10,422 unidades (9%); San Juan con 6,947, es decir 6%; Monte Cristi (4.9%), Santiago Rodríguez con un 5.4% y Dajabón, con 4,706 unidades equivalentes a 4.1%.

Por la carencia de información renovada sobre los distintos ámbitos de la agropecuaria nacional, a instituciones como los bancos comerciales, les resulta muy difícil determinar cómo trabajar el tema de los créditos.

Datos sobre la presencia femenina son muy vagos

A menudo se ofrecen datos sueltos y sin precisión sobre la presencia y aporte de la mujer en las actividades agrícolas, con excepción de algunos datos que las ubican en las labores bananeras. Un elemento que debe abordar el censo agropecuario -cuando se haga- es el transporte, donde hay mucha atomización (fragmentación) y no siempre se toma en cuenta que se requiere un manejo integral de los productos, desde la finca donde se cosechan hasta la mesa donde son consumidos.

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