Las estafas de las distribuidoras eléctricas van a mayores. Es como si se estuvieran despidiéndose y esquilman los bolsillos de los clientes. Ahora hay que sumar los apagones que están a la orden del día. No fueron solo las sobrefacturaciones de la primera fase de la cuarentena. Las alzas de las facturas parecen que son indetenibles. Es un abuso y sólo se escuchan los gritos. Todavía está fresco en la memoria colectiva aquel discurso del presidente Medina de que con la construcción de las plantas de Punta Catalina bajarían los costos del servicio eléctrico y los apagones llegarían a su fin. Pero es el cuento de nunca acabar. Es ahí donde debe haber un profundo cambio.

Posted in Dan de qué hablar

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas