No hay expresión más indeseada que “ex”, equivalente a olvido, anulación o simple recuerdo. Por eso, un Presidente de República que deja de serlo de un día para otro pasa del Poder a la simple condición de ser pedestre, lo que no se aplica al Estadista, condición superior que se adquiere para toda la vida, pues no es lo mismo un gobernante que un estadista, ese que promueve hechos verdaderamente históricos. Por ejemplo, si Luis Abinader impulsara una reforma judicial seria, profunda, para que se castigue a los corruptos de todo gobierno, ganaría la irrenunciable condición de estadista… (Ojalá se anime).

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