Los mercados internacionales de frutas y hortalizas frescas y procesadas han presentado un gran dinamismo en los últimos años, impulsados por los cambios significativos en las preferencias de los consumidores.

Por ejemplo, la pitajaya es altamente demandada en el mundo y República Dominicana tiene condiciones para aprovechar una parte importante de ese espacio; para llenar una parte del vacío. Lo que está haciendo para colocar la fruta en las estanterías de los comercios internacionales es aún muy corto, con relación al potencial que existe.

“El país, a pesar de contar con diversidad de condiciones agroclimáticas, no ha aprovechado de forma considerable las oportunidades que le ofrecen los tratados de libre comercio ya firmados. El riesgo se identifica no solo en los espacios que sede a nivel internacional, si no, en las ventanas nacionales que esos mismos tratados abren para darle entrada a competidores que ya han logrado avances importantes”, plantea  el  Consejo Nacional de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (Coniaf) en la introducción de la Guía técnica para la producción sostenible de pitahaya orgánica, un documento que aborda y recoge de forma ampliada todo lo relacionado con la producción de ese rubro.

“El sector agropecuario aún requiere de un respaldo tecnológico que le permita posicionarse en el mercado hortofrutícola con frutas y vegetales frescos o procesados”, plantea la institución. Y asegura que la pérdida de la fertilidad del suelo, y su repercusión en la sostenibilidad, es aún uno de los desafíos que enfrenta República Dominicana, por lo que es necesario difundir tecnologías de mejoramiento de suelos las cuales pueden obtenerse a través de un sistema de cultivo orgánico, como puede ser en pitahaya, ya sea con pequeños o medianos productores. El productor puede verse limitado por la falta de un suelo de calidad para la producción.

El estudio del Coniaf indica que “el bajo requerimiento nutricional de la pitahaya y su adaptabilidad a diferentes microclimas y suelos representa una oportunidad para implementar plantaciones de este cultivo para el consumo nacional y suplir mercados internaciones”.

Sostiene que la reciente y continua volatilidad en los precios de los alimentos producidos bajo agricultura convencional, ha hecho tomar conciencia de la importancia de la producción orgánica. La publicación contó con la edición del ingeniero agrónomo José Cepeda Ureña, del Coniaf. El director de la institución es Juan M. Chávez.

La pitahaya es baja en calorías y con un escaso aporte nutritivo, se puede combinar con otras frutas que la enriquecen en matices y nutrientes, por lo que la pueden consumir los niños, los jóvenes, los adultos, los deportistas, las mujeres embarazadas o madres lactantes y las personas mayores. Esa fruta es rica en vitamina C, también contiene vitaminas del grupo B, minerales como calcio, fósforo, hierro, y tiene alto contenido en agua y posee proteína vegetal y fibra soluble. Las semillas, que son comestibles, contienen ácidos grasos beneficiosos. Además, debido a que la vitamina C aumenta la absorción del hierro presente en los alimentos, se aconseja su consumo en caso de anemia ferropénica, acompañando a los alimentos ricos en hierro o a los suplementos de este mineral, ya que esto acelera la recuperación del hierro.

Pitahaya, Pitaya o fruta del dragón son nombres de una fruta de las especies hylocereus y selenicereus, de la familia cactácea, proveniente de México, América Central y El Caribe. Los principales productores mundiales son: México, Ecuador, Nicaragua, Perú, China, Vietnam, Colombia, Israel y Argentina

De acuerdo con las explicaciones que ofrece la guía del Coniaf, su crecimiento es abundante en suelos fértiles, pero también crece en suelos pobres y pedregosos. Algunos suelos arcillosos se agrietan en la época seca y ocasionan ruptura en las raíces, las cuales son muy superficiales. En suelos con textura franco-arenosa con pH de 5.3 a 6.7 hay mejor desarrollo del sistema radicular; pueden mostrar deficiencias de elementos menores en los suelos pobres de alto pH.

Las pitahayas prosperan bien en suelos ricos en materia orgánica o cuando se agrega estiércol.   Aunque las pitahayas son miembros de la familia de los cactus y pueden soportar períodos de sequía, tienen una necesidad de agua bastante alta. Sin embargo, la humedad excesiva en el suelo se traducirá en el desarrollo de enfermedades bacterianas y de hongos. Un período seco resulta necesario para la inducción de una floración abundante, pero una vez que las plantas estén en flor, los períodos de sequía pueden resultar en una pobre producción. La falta de humedad es la mayor causa de abortos de flores y frutos pequeños.

 En República Dominicana se producen las siguientes especies de pitahayas:  Hylocereus undatus, de pulpa blanca y piel roja, hylocereus monacanthus, de pulpa roja y piel roja, hylocereus costarisensis, de pulpa roja y piel roja y la hylocereus ocamponis, pulpa roja y piel roja

De pulpa blanca y piel roja, es la más susceptible al ataque de insectos, hormigas, gusanos, babosas, erwinia carotovora y mancha marrón (Dictyosphaeria dothidea). Tiene gran capacidad para regenerarse del ataque de insectos y de enfermedades. Con un fruto ovalado de gran tamaño, con brácteas grandes y de color amarillo, las pencas son anchas con espinas poco agresivas, a 2 pulgadas de distancia una de otra y gran capacidad de ahijamiento. Es la última en el comienzo de la floración a principio de mayo y es la primera en parar la floración en septiembre. Es una variedad de altos rendimientos, los frutos pueden pesar hasta 1 kilogramo, con excelentes características físicas.

 La pitahaya de pulpa roja y piel roja tiene forma ovalada y el color de la penca es verde oscuro, las brácteas son pequeñas y verde con tonalidad azulada, tallos más delgados que las demás.

En República Dominicana inicia la etapa de floración a principio de abril, por lo que se debe estar atento tanto con el programa de gestión integrado de plagas y enfermedades como con el de fertilización apropiada a esta etapa de crecimiento.  El Coniaf, en coordinación con el Instituto Dominicano de investigaciones Agropecuarios y Forestales (Idiaf), el Clúster de Pitahaya y otras instituciones públicas y privadas, implementa un programa de transferencia de tecnologías dirigido a la formación de técnicos y productores líderes en el cultivo de pitahaya. La finalidad es promover el cultivo como alternativa para suplir un producto con demanda nacional e internacional, así como mejorar la calidad de vida de los productores que han adoptado este cultivo como su medio de producción.

¿Qué necesita para crecer?

La pitahaya para crecer necesita nutrientes, los cuales obtiene directamente del suelo y del agua con la que se riega, explica la guía elaborada por el Coniaf. Cuando una planta crece, obtiene nutrientes y los utiliza para desarrollar sus raíces, pencas, flores y frutos. Debido a esto, el suelo va perdiendo su fertilidad natural, porque con cada cosecha se va quedando con menos nutrientes.

Para que la fertilización sea “orgánica” es importante no aplicar sobre la tierra fertilizantes químicos (a menos que no estén dentro de la lista de productos certificados y permitidos). La fertilización orgánica se basa en otorgarle una mayor fertilidad al suelo con abonos naturales. Los abonos naturales son variados, pero el que más se utiliza en las fincas orgánicas es el compost, el cual se obtiene a partir de restos vegetales (hortalizas, frutas, entre otros), excrementos de animales herbívoros y plantas muertas. También, es muy utilizado el mantillo o tierra de hoja, el cual es tierra que se ha formado a partir de la desintegración de las hojas caídas de los árboles y la mezcla con la tierra del suelo. La fertilización orgánica del suelo alrededor del tronco de cada planta debe realizarse de acuerdo con el plan de fertilización que se construye después de obtener el análisis del suelo y del fertilizante elaborado, cruzado con los requerimientos nutricionales de las plantas de pitahaya.

Agricultura orgánica

Para hablar de fertilización orgánica, el agricultor debe familiarizar con criterios propios de la agricultura orgánica. La misma es un sistema de producción integral, basado en la diversidad de especies en producción, que utiliza insumos naturales, tierra de calidad, prácticas de labranzas y conservación de aguas y suelos, prevención natural de plagas y enfermedades, entre otras prácticas. Se trata, en todo momento, de mantener un reciclaje de los materiales empleados, minimizando insumos externos, sin riesgo para los trabajadores y consumidores, no uso Organismos Genéticamente Modificados (OGM) y evitando contaminación en el almacén, el embalaje, el envase, el etiquetado y el transporte.

El director del Coniaf, Juan M. Chávez, explica que “la Guía para el Cultivo de Pitajaya, es un documento orientado a proveer alternativas a la problemática de la escasez de suelos de buena calidad para la producción de alimentos por medio de estrategias sencillas y de bajo costo que pueden mejorar los terrenos. La guía sugiere que el productor puede aprender a generar enmiendas orgánicas para sus cultivos (compost, bocashi, bioles, etcétera). El compost, por ejemplo, permite el reciclaje de residuos orgánicos, reduciendo la contaminación y el costo de la fertilización. “La guía presenta procedimientos para la producción de abonos orgánicos. Muestra, además, técnicas para producir con la calidad e inocuidad que requieren los mercados. La misma está dirigida a técnicos, así como a productores líderes de las comunidades”, agrega.

Entre los aspectos abordados en el libro figuran: las generalidades del cultivo de pitahaya, la importancia  nutricional, el origen y variedades, morfología, requerimientos edafoclimáticos, formas de propagación, desinfección de las pencas, siembra y tutorado, podas, polinización y control de malezas. La guía aborda adicionalmente la parte de la fertilización orgánica, la agricultura orgánica, los abonos orgánicos, el compost, Bocashi, producción de biofertilizante foliar, urea líquida artesanal, los microorganismos eficientes, las bacterias desintegradoras de materia orgánica, biactivador de suelos, humus líquido reforzado, biofish y los aminoácidos de frutas.

Está incluido el tema de gestión integrada de insectos plagas, entre esto la instrucción al manejo de insectos, palomilla Alberada, lepidoptera cactoblastis, chinche pata de hoja,  coleoptero , trachyderes, hormigas, cochinillas, lipidoptera Spodoptera Cosmioides, afidos, coleóptero, elateridae, diptera Neosilva, hemiptera Aspidiostus, caracoles y babosas, entre otros.

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