Managua. El cardenal de Nicaragua, Leopoldo Brenes, advirtió ayer que la persecución y la calumnia no será el fin de la iglesia Católica, cuyos templos en este país han sido objeto de profanaciones en las últimas semanas, incluyendo el incendio parcial de la Catedral de Managua que calcinó una histórica imagen de la Sangre de Cristo.
“Nos perseguirán, nos calumniarán, pero ese no es el fin, no será el fin”, dijo Brenes, en una misa a puertas cerradas en la Catedral Metropolitana de Managua, a causa de la pandemia de la COVID-19, que fue transmitida por los medios de comunicación católicos.

El cardenal de Nicaragua, un país de mayoría católica, emitió la advertencia dos días después de que la Policía Nacional desestimara la versión de la Iglesia Católica, incluido el papa Francisco, de que el incendio que calcinó la imagen de la Sangre de Cristo se trató de un “atentado” o “acto terrorista”.

De acuerdo con la Policía, el incendio en la capilla de la Sangre de Cristo fue ocasionado por el vapor de alcohol que salió de un pequeño atomizador de plástico, y que alcanzó una veladora.

Brenes ha sostenido que la histórica imagen estaba en un ambiente seguro contra incendios, que él mismo prohibió las veladoras junto a esta, y que los testigos vieron a un hombre lanzar un objeto explosivo, antes de salir huyendo.

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