Alguna vez dije, y otra vez lo repetí, que la soledad no es ausencia de personas a tu alrededor.
Antes lo dije, y lo hice porque así lo pensaba entonces, hoy lo digo porque así lo sigo pensando.

Estar solo no es llegar a una casa vacía, oscura y callada.
No es sentarte a una mesa y comer en solitario.

No es sentarte en el sofá de la sala acompañado solo por el sonido de una radio o como testigo de los diálogos de un programa de televisión.

Estar solo no es ir y venir por el mundo sin alguien a tu lado que haga más agradable el camino con una amena conversación. No es vivir sin nadie a quien poder llamar cuando te sientes triste, confundido, enfermo. No es no tener a un ser querido con quien disfrutar tus éxitos, con quien compartir tus logros.

Estar solo no es que nadie recuerde el día de tu cumpleaños.
La soledad no habita donde generalmente la ubicamos o la imaginamos.

Ella reside en lo más profundo de nuestras almas.

Estar solo es llegar a una casa grande y ruidosa, llena de gente, pero cada uno viviendo su propia vida sin tiempo ni para dos palabras cada día.

Es sentarte en una mesa rodeado de toda tu familia, pero todos apurando la comida para huir hacia su mismidad.

Estar solo es sentarte en la sala de la casa con alguien que presta más atención a todo el entorno que a tus fallidos intentos de diálogo.

Caminas solo cuando quien va a tu lado ni siquiera se molesta en escuchar lo que le dices.

Estás completa y terriblemente solo cuando llamas a quien crees que aún te ama para compartir tus alegrías y tristezas, tus planes y deseos y reacciona molesto o simplemente te demuestra que lo estás aburriendo.

Estás solo cuando el día de tu cumpleaños quienes dicen quererte se limitan a decirte “Feliz cumpleaños”, un mero formalismo que duele aún más que el olvido de la fecha.

Vivir en soledad es estar rodeado de personas a las que no les importa lo que haces o dejas de hacer; es creer que cuentas con quienes ni te toman en cuenta.

Así que es importante valorar los afectos verdaderos y saber corresponder la sinceridad y la honestidad.

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