Para el oficialismo, culpa de otros: población (no acata las medidas de protección) y oposición política (le atribuye haber atacado el estado de emergencia por supuesto oportunismo político), la propagación del coronavirus. No es así. Una parte de la población acusa indisciplina, pero el Gobierno no dio ejemplo. Violó el toque de queda haciendo actividades de campaña; aún vigente la emergencia fomentó aglomeraciones. Luego, el Presidente mismo encabezó mítines y caravanas. Las autoridades acusaron escasa credibilidad pública, débil gerencia, incapacidad de concertación. Eso impidió contener el virus. Alguien dijo que de nada vale ya buscar culpables de la crisis sanitaria, sino unirnos en las soluciones. Bien, pero sin distorsionarse la historia. Esta administración, saliente, debe reconocer errores.

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