Compramos seguros de vida, contra incendios, robos, accidentes y terremotos, o sea, aseguramos los daños que causarán estos eventos y esto me hizo pensar en la ley de causa y efecto, que según la Biblia dice: “Dios no puede ser burlado, todo lo que el hombre siembre lo cosechará”, y es “todo”… todo lo que no quieres que se te devuelva, todo lo que haces o dejas de hacer afectando a otros. Porque también dice que “el que sabe hacer lo bueno y no lo hace le es pecado” y “haz a los hombres lo que quieres que hagan contigo”, semejante a “no le hagas a otros lo que no quieras que te hagan”… Entonces, si no hay un seguro para amortizar nuestras consecuencias, ¿cómo pagaremos el mal que hacemos?