En el siglo pasado, las transiciones de mando en la República Dominicana constituían un período de incertidumbre, para la población y para quienes ostentaban los cargos públicos y para quienes serían sus sustitutos.
Incertidumbre respecto al proceder de los gobernantes en ejercicio, que no siempre respetaban los bienes públicos, y ante el fin del mandato procedían como si estuvieran mudando sus oficinas para sus viviendas. Asimismo, el gobierno entraba en un período de abulia y hasta de parálisis. Los nuevos incumbentes temían encontrar las arcas vacías y el caos en los diferentes departamentos.
Y la población percibía un período de desgobierno, durante el cual lo que menos importaba era el valor y el papel de las instituciones.
En los últimos 20 años los períodos de transición empezaron a cambiar. En general, predominó un cierto orden y algún rigor.
Sin embargo, en los últimos 16 años en el Palacio Nacional se asentó un solo partido, y las transiciones transcurrieron entre compañeros, en un caso, o predominó la reelección del gobernante, de modo que hace tiempo que ese traspaso no se sometía a prueba.
Ahora vemos señales de que podríamos estar asistiendo a un proceso algo ordenado, durante el cual las cuentas puedan ser verificadas con un mínimo de calidad y seguridad de que se corresponden con la realidad, que cada cosa estará en su lugar.
Ya pasó el período de la campaña electoral, durante el cual vimos algunos excesos, donde se confundía el accionar partidario con los programas sociales del gobierno. Pero esa es otra historia.
Mientras tanto, el presidente Danilo Medina ha hecho muy bien al disponer la creación de la comisión de transición, y mejor aún, al invitar y recibir al presidente electo Luis Abinader.
La esperanza es que haya de verdad una adecuada transición, y que en todas las instancias del gobierno se imite la actitud el presidente de propiciar una entrega ordenada del mando.
La crítica situación del país a consecuencia de la pandemia del coronavirus hace mucho más necesaria esa coordinación entre los que salen del poder y quienes ascienden.
