Llegamos al final de un proceso electoral marcado por la pandemia global de la COVID-19. En muchos, el temor a contraer el virus, pero al mismo tiempo, aguijoneados por el sentido del cumplimiento del deber ante los retos de la Nación.

Los 7.4 millones de dominicanos convocados para ejercer su deber ciudadano, deben acudir a las urnas mañana para estimular y darle algo de energía a una democracia que no termina de ser construida.

Hay que votar. Es un imperativo, lamentablemente, no asistimos a una verdadera competencia de visiones sobre la sociedad que aspiramos, acerca de la necesidad de disminuir las grandes desigualdades, los graves problemas que plantea la situación provocada por la pandemia, que redimensiona el tamaño de nuestros desequilibrios. El desempleo se agiganta, la materialización de las obras para saldar la deuda social será más escabrosa, la recuperación de los ecosistemas y la sostenibilidad de las ciudades y pueblos de la República, demandan una voluntad, una visión, un compromiso y una comprensión que solo un liderazgo responsable, capaz, puede encarar con perspectiva de resultados.

Los dominicanos tienen ante sí un variado menú de propuestas y potenciales ejecutantes entre los cuales habrán de escoger a las personas con los mejores perfiles para llevar a cabo las realizaciones que el momento demanda. Podrán decidir cuál ha de ser el equipo con mejores cualidades para labrar el futuro. Cada quien debe tomar su decisión.

Para hacerlo, hay que votar, porque es una forma de participar en la toma de decisiones. Cuando se ejerce el sufragio, se participa. Así, ejercemos el músculo de la democracia.

Hay que votar, porque en cualquier caso, ejecutamos una función cívica, que no podemos delegar. Es un deber, un compromiso inevitable.

Hay que votar con la esperanza de que las elecciones se desarrollen en orden, que el proceso se cumpla con la debida transparencia, y en un ambiente de libertad. Que las autoridades civiles y militares sean garantes de que la gente acuda a las urnas en paz y con seguridad, en atención al protocolo sanitario por la COVID-19.

Y hay que votar con el ánimo tranquilo, pero decididos a cumplir con esa responsabilidad.

¡A votar mañana!

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