El 2 de febrero, el presidente Danilo Medina pronunció un discurso dirigido a sus seguidores del Cibao, en Santiago, que llamó poderosamente la atención.
Fue un indicador de hasta dónde estaba decidido a involucrarse en la campaña para potenciar a su Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que venía de un proceso crítico después de la salida de su presidente Leonel Fernández, y que al parecer requería de aliento para cohesionar las tropas y especialmente, tener el mejor desempeño en las elecciones municipales previstas para el 16 de ese mismo mes de febrero.

Esa vez, el mandatario no solo llamó la atención por el calor y la pasión que encerraban sus palabras, sino porque auguraba un triunfo arrollador. A la postre, las elecciones municipales colapsaron por el desastre aquel del voto electrónico y toda la carga negativa de esa fase de la campaña recayó sobre el gobierno, y en alguna medida, sobre la imagen de su jefe.

Ahí vino una crisis política con matices sociales, que dio lugar al movimiento alimentado por jóvenes de la Plaza de la Bandera que reclamaban explicaciones sobre lo que realmente pasó. El PLD fue obligado a sentarse en una mesa de negociaciones. Esa es una parte de la historia, pero la invocamos porque fue preludiada por la intervención en la campaña del presidente Medina.

El gobierno y parte importante de sus colaboradores tuvieron que emplearse a fondo para contener la irritación social que condujo a los cacerolazos que se convirtieron en un dolor de cabeza. La popularidad del gobierno disminuyó. Y los resultados de las elecciones municipales que finalmente se celebraron el 15 de marzo, no fueron como había vaticinado Medina.

Y no tuvo más alternativa que recogerse. Se centró en encarar la COVID-19 y eso permitió mejorar el nivel de aprobación de su gestión.

En la víspera de las elecciones del 5 de julio, el Presidente reaparece en la campaña. Habla al comité central del PLD, “filtran” fragmentos del discurso que son objeto de atención. Y anda en mítines y caravanas.

Presidente, Ud. empezó bien y debe terminar mejor. Algo de prudencia lo ayudaría. A esta altura, su accionar no recompondrá lo que ya está por verificarse el domingo…

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