Cuando tenemos que vivir lejos de esa persona que amamos, podemos, o bien hundirnos en el abismo de la tristeza y creer en lo que vemos a corta distancia, dejarnos convencer por la desesperanza y dar por un hecho que ahí acabó todo, que nuestro cuerpo es todo lo que somos, o podemos ver más allá de nuestras narices, escuchar la voz de nuestros sentimientos y confiar en que lo mejor de cada uno es su esencia, la lógica de sus pensamientos y hasta aquellos planteamientos que carecen de lógica.

Cuando pensamos que solo de forma física podemos sentir y hacer sentir amor, dolor, solidaridad, empatía. Si creemos que solo cuando compartimos el mismo espacio con otra persona somos capaces de sentirnos apoyados o apoyar, si creemos que solo así es posible compartir las alegrías o acompañar en la tristeza, debemos concluir en que no tenemos idea de dónde reside el verdadero valor de las personas. A mí, por razones diversas, a lo largo de mi vida me ha tocado vivir físicamente distante de quienes más amo. En principio lo viví con mis padres y algunos hermanos y más tarde con el hombre que amo.

Lo sé, más de uno contará la misma historia.

Por aquellos días de la adolescencia, no entendía por qué imponer distancia, que siempre creí innecesaria, pero que los adultos sabían que era la mejor opción y al final resultó beneficioso en algunos aspectos. La inmadurez no me permitía entender que lo único que había cambiado era el contacto físico, la cercanía, poder tocarnos, abrazarnos, sentir el calor de nuestros seres queridos, pues aún en la distancia nos sobraba amor, comprensión, apoyo, mimos. Sabíamos que teníamos con quién contar.

Es verdad que nada se compara con la cercanía, con ver y sentir la presencia de nuestros seres amados, que muchas veces solo un abrazo es capaz de alejar el dolor más profundo, de darnos la seguridad que nos ayuda a no caer, de regalarnos la paz sin la cual nos es imposible seguir adelante. Sin embargo, la realidad que nos impone esta pandemia nos ha ayudado a entender que aunque no podamos tocarnos o abrazar a los demás, podemos expresar nuestro amor con una mirada, un gesto, una palabra aunque aveces solo sea a través de una llamada de WhatsApp o videollamada.

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