Era tiempo de que el gobierno y sus autoridades de Salud descubrieran que debían hacer algo, más allá del ya famoso conteo, en la región que ha devenido, aunque lo fue desde el primer momento, en el principal foco de la epidemia COVID-19.

Los indicadores eran más que gráficos. Cualquiera podía verlo, que en paralelo a la estremecedora expansión del coronavirus en la provincia Duarte, y zonas aledañas, los mayores centros de contagios seguían siendo las grandes concentraciones urbanas: el Gran Santo Domingo, Santiago, luego La Vega y Puerto Plata, San Cristóbal y correlativamente La Altagracia y La Romana, áreas que representan el eje del progreso económico de los últimos tiempos, donde se mueve el mayor número de pobladores.

El Distrito Nacional, junto con las provincias Santo Domingo y San Cristóbal, “podían esperar”, conclusión a la que parece haber llegado las autoridades, porque en esas plazas los hechos no suelen ser tan visibles como en otras ciudades o provincias intermedias.

Pero al fin, el gobierno y sus autoridades reaccionan y anunciaron los detalles de un operativo para esas demarcaciones, más Monte Plata, que tiene vínculos muy cercanos con la provincia Santo Domingo, y aunque no registra aún un volumen grande de casos, es obvio que está bajo amenaza.

El operativo no podía esperar más, sobretodo, después de las alarmas disparadas con las pruebas rápidas en barrios del Distrito y Santo Domingo Este, y con las pruebas PCR aplicadas en Villa Juana, con resultados inquietantes.

Ayer, durante la especificación de los sectores que serán “intervenidos”, fue muy llamativa la ausencia de los representantes de las alcaldías.

Una operación de esa magnitud debe involucrar a las autoridades municipales y a las organizaciones locales. El gobierno persiste en marginarse de la participación de otros actores que forman parte de la realidad social dominicana.

Esperemos que el aterrizaje desde hoy permita conocer con propiedad el alcance verdadero de la COVID-19 en zonas tan densamente pobladas como las antes mencionadas.

¡Y tengamos suerte!

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