El partido de gobierno -el PLD-, desde que llegó al poder -96-2000-; pero, más que nada, a partir de 2004 hasta la fecha, ha sabido sortear las más difíciles tempestades y turbulencias, y esas pericias -junto a la escuela política bochista en la que se formaron sus cuadros-líderes- le ha permitido gobernar con más luces que sombras.
Para muestra citaremos algunos momentos fulgurantes de esos avatares, turbulencias y aciertos: a) lograr la mejor transición democrática política-generacional de los grandes liderazgos nacionales -Bosch-Balaguer-Peña-Gómez-, y encima, poner en el mapamundi el feudo-país (Trujillo-Balaguer) aislado, b) haber logrado, en el 2004, sacar el país de una crisis o catástrofe económica que arruinó nuestro crédito internacional y el sistema bancario, c) enfrentar, con acierto sin igual, la crisis financiera global que se gestó en el 2008, d) lograr, 2012; a pesar de ciertas turbulencias y escarceos internos, el relevo de liderazgo en el poder -con Danilo Medina-, e) realizar una obra de gobierno, sin precedentes, enfocada en la agenda social histórica acumulada (2012-2020); y f) ver salir, alegando “fraude”-algoritmo, etcétera, a uno de sus líderes en el contexto de unas primarias internas cuyos resultados-derrota no aceptó, y, al mismo tiempo, sortear, con acierto y determinación, una impredecible pandemia -sanitaria-global- en medio de una coyuntura electoral y todos los actores políticos -oposicionistas-, casi al unísono, procurando el fracaso a través de una doble manipulación mediática-periodística: criticar todo y solo salir al ruedo público no por altruismo, responsabilidad política-ciudadana (de compromiso país), sino, porque al final descubrieron, ya tarde, que el candidato Gonzalo Castillo se creció en medio de la pandemia al ejercer un liderazgo de gerencia efectiva -sin que nadie lo convocara-, mientras su más cercano contendor se enteraba y seguía la evolución de la pandemia desde el confort de su casa vía declaraciones de prensa; y otros, desde oficinas-partidos, centro de pensamiento, críticas y retóricas.

Hoy vemos, atónitos, como, unos y otros, están en las calles validando lo que antes criticaban -el liderazgo político-social o solidario de Gonzalo-: estar con la gente en medio de la desgracia y siendo útil, sin que nadie lo convocara. A diferencia, de aquellos -otrora críticos-, que, ahora, lucen hasta torpes haciendo de Robin Hood de última hora.

Sin embargo, ya es tarde porque el país ha visto a dos líderes tirados en las calles: uno jugando su rol de jefe de Estado y a la altura de las circunstancias; y el otro, Gonzalo Castillo, en su condición de ciudadano, empresario y candidato, dándolo todo, a todo riesgo, y sin decir una palabra o respuesta-replica a las críticas….

Sin duda, Gonzalo, marcó escenario y ritmo de esta campaña….

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