Estamos a 8 semanas de las elecciones presidenciales y congresuales.
¿Imaginaría usted que esas elecciones del 5 de julio sean un fracaso tal que deban ser suspendidas o que arrastren tantas fallas que reduzcan a lo mínimo la credibilidad de sus resultados?

A las 11:11 am del 16 de febrero escuchamos lo que la noche anterior nadie pudo imaginar: se anunciaba la suspensión de las elecciones municipales. Ese relato que parece traído de una novela ocurrió hace sólo 78 días. Ante esa dura realidad, la respuesta fue certera con una nueva convocatoria y los resultados ampliamente aceptados: un éxito.

Para el 5 de julio no debería de esperarse ninguna falla que condujera a lo hipotéticamente referido. Pues envolvería al país en una gran crisis política agravada por la crisis mundial de salud de la pandemia.

Es probable que sea todo lo contrario: un gran éxito con la convicción y aceptación de sus resultados por todas y todos y que encamine al país no sólo para seguir enfrentando la pandemia, también la terrible situación económica; y más aún seguir aspirando y sobretodo procurando un futuro mejor.

El auspicioso resultado y no el lúgubre, no es cuestión de suerte, no. La palabra clave y más bien el concepto clave es: Gerencia, a cual se agregaría una expresión adicional para que se lea: Gerencia al máximo.

En su esencia la gerencia implica los procesos de planificación, organización, dirección o liderazgo y control. O visto en sus componentes principales es la integración junto a los recursos económicos-financieros de la estructura organizacional, los procesos y las personas. Para Peter Drucker, considerado padre de la Gerencia Moderna, una de las principales características de nuestra época es la gran presencia y existencia de las organizaciones y a las cuales estamos, de alguna manera, vinculados, y de ahí la trascendencia de la Gerencia. La correcta gestión de las organizaciones es fundamental para el logro de sus objetivos, y sucede que eso no necesariamente se asocia a determinadas competencias profesionales. Pero ya se considera que la formación gerencial aún muy distante de la formación profesional general o propedéutica, debería ser común a todas las carreras.

Las y los magistrados de la Junta Central Electoral han de verse y aplica para países como la República Dominicana, más que como magistrados o jueces, como gerentes y aplicar con el concurso de los partidos los fundamentos de la Gerencia al máximo habiendo aprendido a partir del 16 de febrero que “se delega autoridad, pero no responsabilidad”. En estos momentos aciagos, el país lo necesita, y lo merece.

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