El economista de la universidad de Harvard Ricardo Haussmann afirmó recientemente a la BBC, que “si América Latina fuese inmune al coronavirus, aun así éste sería uno de los shocks macroeconómicos más grandes de su historia”. Pero la pandemia del COVI-19 es una realidad y la necesidad de salvar vidas ha obligado a imponer una cuarentena, que ha provocado un frenazo de la economía mundial y el desplome de los precios de los productos de exportación latinoamericanos y los ingresos por remesas y turismo, tan importante para los países de Centroamérica y el Caribe.

Andres Velasco, ex-ministro de Hacienda de Chile, ha afirmado que si bien las tasas de interés a nivel mundial se han desplomado, las primas de riesgo de la deuda latinoamericana se han duplicado. El economista Kenneth Rogoff de Harvard agrega, “el capital ha estado saliendo de la mayoría de estas economías en las últimas semanas, y una ola de nuevos incumplimientos soberanos parece inevitable.”

El desplome de los ingresos en divisas han coincidido con la necesidad de aumentar el gasto fiscal para combatir la crisis de salud, y sus consecuencias sociales y económicas. El exministro Velasco, reconocido por su austeridad, afirma, “La primera prioridad es salvar vidas, de modo que todo peso gastado en la contención del virus es un peso bien gastado. Este no es un momento para ahorrar”. A lo que Haussmann agrega que la cuarentena debe ser utilizada para reforzar el sistema de salud y la capacidad de hacer tests que serán necesarios al momento de abrir las economías. Asimismo, la pobreza, desigualdad e informalidad laboral prevalecientes en nuestros países ha llevado a muchos gobiernos a efectuar transferencias en efectivo, como el programa dominicano “Quédate en casa.” La pregunta que queda abierta es si estos programas deberán prolongarse a su nivel actual, debido a que la recuperación de la actividad económica a nivel mundial podría ser lenta.

Ante la aguda escasez de dólares los gobiernos latinoamericanos estarán obligados a tomar prestado. Para algunos economistas hay países como México, Perú, Chile que tienen la capacidad de emitir deuda en los mercados nacionales e internacionales, como resultado de ejecutar políticas de disciplina fiscal por décadas. Sin embargo, como afirma Haussmann, “muchos países ya tenían situaciones fiscales muy precarias antes de entrar en este problema”. Siendo así, la única fuente de financiamiento disponible son los organismos multilaterales. La buena noticia, si se quiere, es que el FMI tiene disponible un fondo de un trillón de dólares y el Banco Mundial de 160,000 millones de dólares, o sea, seis veces más pequeño. Al final de cuentas, nuestro manejo de esta crisis tendrá un efecto a mediano plazo sobre nuestro crecimiento económico. Mucho dependerá de la valoración de nuestro desempeño de parte de los inversionistas e inversores.

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