Ante los informes de la OEA y UNIORE, que evidencian cómo en la administración de los procesos electorales de JCE existe una “gerencia invertida”, como me dice una compañera especialista, el PRM ha exigido a la junta el “debido saneamiento” del sistema electoral.
Está diciendo el PRM que no se debe reducir la profilaxis a sacar al director de Informática, o al de Elecciones, o alguna que otra cabeza. La purga debe alcanzar a todos los funcionarios, departamentos y áreas que intervienen en los diferentes niveles del proceso de organización, montaje, realización y escrutinio de las elecciones.

Si alguien le dice que en un mes no puede ser sustituida la mayor parte de esa “gerencia invertida”, empezando por la poderosa dirigente peledeísta Ruth Lizardo, directora de Recursos Humanos, ex mano derecha de mis fenecidos amigos Norge Botello y Miguel Cocco, dígale que quiere dejarle ahí al PLD la estructura con que hace sus jugadas.

Lo que plantea el PRM es que las medidas no sean dirigidas a corregir un episodio de la fallida vida de la JCE sino a extirpar males sistémicos, articulados por el PLD como parte de su política de hegemonizar todos los poderes del país, de los que justamente empezó a apropiarse desde JCE.

Las modestas reformas del sistema político, arrebatarle las elecciones primarias a Leonel Fernández para imponer al subordinado Gonzalo Castillo, el aparatoso y fallido plan de embolsillarse las elecciones municipales, con un gobiernismo en ostensible minoría, fueron demasiado, y terminaron cortocircuitando a la JCE.

Con los extraordinarios avances y la modernización que hemos alcanzado en muchos aspectos, sobre todo en la gerencia y la conducción empresarial, en las academias y en la producción, en las TICs, no podemos tener un sistema electoral que estrangula los avances institucionales y el desarrollo económico y social del país.

Aunque en arranques intermitentes, ya tenemos una sociedad civil y política que ha mostrado su musculatura para impedir la reforma constitucional para beneficio de un determinado interés, en la Marcha Verde contra la corrupción y la impunidad, los plantones de los jóvenes en Plaza de la Bandera en defensa de la democracia y los cacerolazos que resonaron como aullidos hasta en el vecindario del Presidente, contra los abusos de poder.

La JCE, los partidos, los representantes del sector empresarial y la sociedad civil deben aprovechar los informes de OEA y UNIORE para ampliar y profundizar los avances que hicieron para mejorar la última elección.

Eso es el debido saneamiento.

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