Doctores afirman que el subregistro impide saber la dimensión de la epidemia en el país

Uno, tres, cinco, once, veintiuno…así, a cuentagotas, aumentó el número de casos positivos de coronavirus confirmados en el país durante los primeros diecisiete días del mes pasado tras la aparición del primer caso importado de la enfermedad el primero de marzo, hasta que, cuatro días después de la celebración de las elecciones extraordinarias municipales del 15 de marzo, el ritmo de contagios aumentó drásticamente, pasando de 34 a 112 casos en apenas 24 horas.

Ante el agravamiento de la situación y con la aprobación de las Cámaras Legislativas, la noche del 19 de marzo el presidente Danilo Medina anunciaba a la nación la declaración del estado de emergencia en todo el territorio nacional mediante el cual, disponía, entre otras medidas, el cierre total de las fronteras terrestres, marítimas y aéreas, la suspensión de la docencia y el cierre de los negocios comerciales, con excepción de los supermercados, farmacias, colmados, establecimientos de expendio de combustibles, entre otros.

En los once días siguientes, el número total de infecciones escaló rápidamente a 1,284, con un promedio diario de 90 casos nuevos reportados y el cierre del mes con un saldo fatal de 57 fallecidos que desafortunadamente perdieron la batalla contra el COVID-19, especialmente de la provincia Duarte, epicentro de la circulación comunitaria del virus.

Durante los primeros quince días de este mes se reportó un total de 2,471 casos, elevando la cifra total de contagiados a 3,755 casos positivos diagnosticados mediante pruebas moleculares PCR (reacción en cadena a la polimerasa, por sus siglas en inglés) y los fallecimientos a 196, según el reporte epidemiológico especial número 28.

Al evaluar la gestión de los primeros 45 días de la circulación del virus en el país y las medidas tomadas por las autoridades para su contención, el ex director del Servicio Nacional de Salud, Nelson Rodríguez Monegro y el presidente del Colegio Médico Dominicano (CMD), Waldo Ariel Suero, coinciden en que las debilidades mostradas por el sistema sanitario para la adquisición y realización de pruebas diagnósticas todavía no permiten medir el alcance real de la pandemia ni la dimensión de la propagación comunitaria, que alimenta un sub registro de casos que no figuran en los boletines oficiales.

“No es un secreto para nadie que las estadísticas oficiales tienen un enorme subregistro, que ni son esos los casos, ni son esos los fallecidos”, asegura el ex director del SNS y ex viceministro de Salud Colectiva del Ministerio de Salud Pública.

Para Suero es inconcebible que transcurrido más de un mes de la detección del primer caso autóctono, en la República Dominicana, con una población superior a los 11 millones de habitantes, solo se hayan realizado poco más de 12 mil pruebas de PCR en el Laboratorio Nacional Dr. Defilló y los dos laboratorios privados que hasta ahora están habilitados para hacer estos exámenes. En ese sentido, el ministro de Salud admitió la semana pasada que el sistema público se ha estado manejando esencialmente con donaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para las pruebas de PCR, y que el encargo de más de 38 mil pruebas a dos suplidores ha sufrido retrasos en la entrega por la sobredemanda de estos insumos en el mercado internacional.

Al Gobierno se le hizo tarde

Al hilo de esas declaraciones, Rodríguez Monegro considera que hubo poca planificación al respecto, tras recordar que las licitaciones de compras de insumos para hacer frente a la crisis sanitaria fueron suspendidas por alegadas irregularidades, e incumplimiento de plazos para las entregas por parte de las empresas proveedoras.

Afirma que aunque el Gobierno diseñó un plan estratégico y operativo previendo los distintos momentos de la epidemia y las acciones para contenerla, en sentido general, ha actuado de manera reactiva y en sus inicios, incluso, subestimó su peligrosidad.

“Inicialmente, el problema se veía muy lejos, por lo cual se descuidaron y se les hizo tarde. En un segundo momento, cuando estaba más cerca, entonces, en ánimo de no alarmar, minimizaron la epidemia y comenzaron a hacer comparaciones de su letalidad con la de otros virus, como la influenza estacional de los Estados Unidos y los muertos que produce cada año, que eso era como una gripe común y que el 80% sufriría como una gripe normal, e incluso, que algunos no tendrían síntomas, sin tomar en consideración que su contagiosidad es superior a la de otros virus”, subrayó el galeno al conversar con elCaribe.

A juicio del ex funcionario, aunque se tomaron medidas correctas como la vigilancia epidemiológica en los puestos fronterizos y aeropuertos para detectar a tiempo a cualquier infectado para su aislamiento y el de sus contactos cercanos, en el país se cometieron graves errores en la gestión de los primeros casos importados y se actuó con tardanza en la detección e información de la circulación comunitaria del virus. “Tal es el caso de la señora de Villa Riva, la cual se puso en aislamiento domiciliario, pero luego conocimos de que la misma, había hecho un periplo por varias localidades, incluyendo el popular barrio de Los Alcarrizos”, señaló el galeno, quien deplora la tardanza con que se realizaron los operativos de búsqueda de sintomáticos respiratorios y portadores en etapa asintomática en el municipio de San Francisco de Macorís, donde se ha registrado el peor brote con consecuencias fatales de todo el país.

Falta de insumos de bioseguridad

Por su parte, el presidente del gremio médico echa en falta las debilidades en la dotación de los insumos de bioseguridad para el personal de salud que se han enfrentado a la pandemia expuestos a elevados riesgos de infección.

Esta misma queja es sostenida por la Alianza por el Derecho a la Salud (Adesa), que también advierte sobre la falta de camas, personal sanitario, respiradores mecánicos, así como la negación de servicios en clínicas y hospitales a pacientes sospechosos de la enfermedad, que costó la vida a una persona en una ambulancia según la denuncia del propio ministro de Salud en una rueda de prensa.

Para el colectivo, todo lo descrito es consecuencia de la baja inversión en salud y la prevalencia de un sistema de seguridad social excluyente y mercantilizado.

En un documento en el que exige la firma de un pacto político y social para que el Gobierno junto a los sectores sociales y políticos sumen esfuerzos para enfrentar la crisis sanitaria actual, Adesa advierte que si no se toman medidas contundentes para revertir la tendencia de la pandemia, miles de personas podrían morir víctimas de esta enfermedad respiratoria.

Cuarentena total

Esa misma contundencia es la que exige el doctor Waldo Ariel Suero, quien cuando solo se habían reportado 11 casos, todos de origen extranjero y ningún fallecimiento, abogó sobre la necesidad de que se instaure una cuarentena total durante al menos catorce días para cortar la cadena de transmisión del virus.

“La política de distanciamiento interpersonal para prevenir el virus ha sido parcial, cuando todos sabemos que no tenemos una real cuarentena y como consecuencia de ese error del Gobierno los casos del virus y las muertes siguen aumentando”, dijo Suero.

En ese sentido, Rodríguez Monegro afirma que esas medidas no han surtido el efecto deseado ya que todos los días las cifras de infectados, aislados en cuarentena, en UCI y fallecidos no hace más que aumentar, “sobre todo, porque en las horas en las que no se aplica el toque de queda la gente anda en las calles como si no pasara nada, muchos sin protección, lo cual es una irresponsabilidad ciudadana. Además, hay grandes aglomeraciones en mercados, supermercados, bancos, agencias de envíos y sitios donde se distribuye alimentos”, dice.

Dice que no se explica cuáles son las razones que han evitado que hasta ahora el virus no circule en los barrios populares, “porque las condiciones están dadas para eso”, tras asegurar que afortunadamente no se ha producido un colapso de los servicios en los centros asistenciales de salud por alta demanda.

La desinformación también ha reinado, a juicio del galeno, quien asegura que en la mayoría de los municipios no se conocen cuáles son los centros para aislar pacientes y tampoco se les ha dado el seguimiento adecuado a las personas en cuarentena. “En términos generales, me llama la atención que en la comisión de alto nivel de coordinación de la respuesta no hayan salubristas ni epidemiólogos, solo médicos clínicos. Ellos sabrán”, dijo.

Propuesta ADESA

Para corregir estos entuertos, Adesa propone la unificación al Gobierno con los partidos políticos, universidades, iglesias, organizaciones sociales, gremios profesionales y la comunidad científica para la conformación de un instancia que monitoree los planes nacionales, regionales y provinciales, dependiente operativamente de la Comisión Nacional creada por el Gobierno para estos fines.

Asimismo, la implementación de un programa de pruebas masivas y gratuitas a todos los pacientes sospechosos, la provisión de insumos de bioseguridad al personal de salud que labora en centros de atención primaria, hospitales y clínicas y la contratación de los médicos y enfermeras desempleados para aumentar la oferta de servicios.

El colectivo también propone sacar la política partidaria de las acciones de protección de la población; mantener y ampliar las campañas de educación para la prevención de la enfermedad y la creación de una red de establecimientos, hoteles, viviendas, hospitales, centros deportivos para alojar provisionalmente a los personas con el virus que no necesitan hospitalización y habitan en espacios donde no pueden realizar el aislamiento debido.

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