La pandemia nos recuerda muchas cosas: lo frágil de la humanidad, lo interconectada que está, las debilidades de nuestros sistemas sanitarios y la fragilidad de la economía global. También, aspectos morales como cuidar a los demás; legales como respetar el Estado de Emergencia o temas de higiene que parecen simples como “lavarse las manos” con frecuencia: recordándonos la importancia de las pequeñas cosas que dábamos por sentadas.

Los datos intimidan. En República Dominicana, al 29 de marzo, había 859 casos confirmados y 39 personas fallecidas por el virus, cifra que ha ido en aumento constante y no parece que esté cerca el tope de la curva que implique que empezará a descender. Al respecto, el Colegio Médico Dominicano solicita extender el Estado de Emergencia por 14 días, las 24 horas, a fin de contener el avance y evitar el colapso del sistema nacional de salud. De igual forma se verifican actitudes solidarias de muchos y algunas interesadas, de otros.

A nivel global, “La pandemia ha contagiado ya a más de 688.900 personas en todo el mundo y ha dejado por el momento 32.851 víctimas mortales”, las cifras casi nos paralizan ante la catástrofe. Solo en el Estado de Nueva York (EE UU), vemos que: Anthony Fauci, el epidemiólogo que lidera la estrategia contra el coronavirus en Estados Unidos, ha dicho este domingo en una entrevista a CNN que el país probablemente acabará registrando “millones de casos” y “entre 100.000 y 200.000 muertes”. Aun así, advirtió: “No quiero que se aferren a eso”, ya que la pandemia es “un objetivo tan móvil que es posible equivocarse fácilmente”. Estados Unidos se ha situado a la cabeza de los países con más infectados por el brote, con más de 125.000 contagios -el 56% en Nueva York- y cerca de 2.200 fallecidos. El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, extendió las restricciones en el Estado hasta el 15 de abril. “Esto no va a mejorar pronto”, advirtió. (El País, 29/3/2020).

Por su lado, según Guy Ryder, director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) “hasta 25 millones de personas podrían quedarse sin empleo y que la pérdida de ingresos laborales podría llegar a los 3,4 billones de dólares estadounidenses. En un mundo en el que solo una de cada cinco personas tiene derecho a prestación por desempleo…”. Entonces, habrá recesión económica global y de proyecciones inimaginables.

La pandemia es un desafío económico, científico, legal, moral y social. Los héroes son los médicos, el personal de apoyo y los científicos, en una carrera contra el virus, donde nadie tiene una estrategia clara de salida de la crisis.

Para contener la extensión de la pandemia se deben hacer pruebas a la mayor cantidad de personas posibles. En el país estamos lejos de eso aún. Se debe actuar, detenerse no es una opción, focalizando los recursos médicos y asistencia económica a los más vulnerables, junto a las medidas de policía que sean constitucionalmente válidas y necesarias. Mejor ahora que lamentarlo después.

Mientras, no debemos perder “la sublime terquedad de la esperanza” (Ariel: José Enrique Rodó).

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