En las campañas políticas nadie escapa a la tentación de hablar de los por cientos. Eso, piensan los que hablan, convence hasta al más incrédulo, empapando de un aire científico los débiles argumentos. Y los anuncian con aire triunfal y hasta con cierto tono argentino, aparentando una seguridad que se derrumba desde el momento en que les piden pruebas de su afirmación. Eso sí, el tema va más allá de los políticos.
Así las cosas, me causa gracia el uso superficial y a veces torpe que damos a los por cientos en todos los escenarios posibles: charlas aburridas, polémicas sentimentales, discusiones, análisis deportivos, chismes faranduleros, seminarios (donde lo que busca el participante es un certificado para fines curriculares), etc.

Los ejemplos abundan en nuestra vida cotidiana; según mi certera impresión, su uso indiscriminado ronda el 93 % de las reuniones, debates y disertaciones. Y así nos encontramos al genio que afirma: “Estimados asistentes, alrededor del 53 % de los dominicanos vive en la más absoluta miseria y el resto es analfabeto funcional”. ¡Ajá!

Y el fanfarrón que opina: “Miren muchachos, el 80 % de las mujeres que baila conmigo se enamora de mí”. ¡Embuste! Y el político populista que jura: “Está demostrado que con mi liderazgo histórico ganaré con más del 75 % de los votos”. ¡Ay, que no se los cuenten!

Y el jugador del barrio que en la esquina de la banca de apuestas le dice a sus iguales: “Ya hice mis cálculos precisos, hay un 90 % de posibilidades de que mi equipo triunfe esta noche”. Amigo:
¡usted acaba de perder el dinero de la cena y su mujer lo matará, no se aparezca en la casa!

Y la cronista social que se destapa con que el 87 % de sus compañeras ha visitado al cirujano plástico. Y el académico criollo que, con acento argentino y pronunciando la “z” en la palabra “mestizo”, sentencia: “Según un estudio (nunca se menciona quién lo hizo), se estima que el 73 % de los caribeños es mestizo y bla, bla…”. ¡Qué descubrimiento!

Entonces nos preguntamos: ¿de qué rincón sacan esos por cientos? ¿Qué criterio tienen para pronunciarlos tan alegremente? Hay gente que vive inventándolos para suplir su ignorancia o para intentar manipular al prójimo, buscando impactar, especialmente si hay controversias o si se intenta convencer a alguien.

Ya es tiempo de exigir pruebas fehacientes a todos los que apelan a los por cientos para justificar o defender algún planteamiento, sobre todo en el campo de la política. Que digan las fuentes y que sean creíbles. Y estoy totalmente convencido de que más del 75 % de los dominicanos estará de acuerdo conmigo.

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