Entiende que hasta ahora las iniciativas para fomentar masculinidades igualitarias se han dado de forma aislada

El especialista en género y Desarrollo Natanael Disla plantea que fomentar masculinidades solidarias puede ayudar a contener la violencia machista en República Dominicana. En 2019, al menos 85 hombres mataron a sus parejas o exparejas en el país, según datos de la Procuraduría. Disla se ha dedicado a analizar las masculinidades de hombres dominicanos, especialmente en iglesias protestantes. Entiende que hasta ahora las iniciativas para fomentar masculinidades igualitarias se han dado de forma aislada, y, a su juicio, “el tema debe ser abordado desde una visión plural y transversal”.

¿De qué hablamos cuando decimos masculinidades tradicionales y nuevas masculinidades?

Personalmente, no utilizo el término nuevas masculinidades. Prefiero el término masculinidades, a secas, porque al decir «nuevas» pareciera como si ahora es que se descubren, pero la verdad es que siempre han estado allí. Los hombres hemos crecido con una aversión por lo emocional que nos ha impedido expresar nuestros más profundos sentimientos sobre el amor, el cariño, el cuido, y otros temas. Cuando se habla de masculinidades, nos estamos refiriendo a las diferentes maneras de ser hombre en nuestras sociedades. Así, el término define las diversas actitudes y comportamientos que asumen los hombres en su vida cotidiana.

Por otro lado, se habla de masculinidad hegemónica para referirse a esa masculinidad machista y patriarcal que impera en nuestras sociedades, y que ha provocado la división de los roles de género. Es decir, que esa visión de la masculinidad está basada en un binarismo masculino-femenino, que a cada uno le ha asignado distintos papeles, actitudes y roles.

¿Qué rol juega nueva masculinidad en la violencia contra las mujeres y el feminicidio en RD?

Las masculinidades solidarias e igualitarias pueden servir de muro de contención a la violencia contra las mujeres y los feminicidios. Ciertamente, hay que elaborar una estrategia a largo plazo que contribuya a cambiar las actitudes y comportamientos machistas en nuestra sociedad. Esa estrategia tiene que venir del Estado junto a las organizaciones de la sociedad civil de todo el país. Tiene necesariamente que partir de un diálogo nacional sobre la violencia contra las mujeres.

¿Cómo estas ideas se pueden convertir en políticas públicas?

Hasta el momento, el Estado está trabajando el tema de las masculinidades desde la perspectiva de la salud pública, la atención a hombres agresores y unas que otras acciones aisladas en el sistema educativo. Pero el tema debe ser abordado desde una visión plural y transversal.

¿Conoce alguna iniciativa sobre el tema en la República Dominicana?

Las iniciativas que se han gestado en torno a las masculinidades en el país no han permanecido en el tiempo o no han trascendido a nivel organizacional. Ha habido algunos grupos de hombres que se han reunido para conversar sobre el tema y tratar de llevar a cabo alguna acción. Pero han sido acciones aisladas.

Masculinidades en hombres protestantes dominicanos

En su ensayo, “Masculinidades y ritualidades religiosas en jóvenes pentecostales dominicanos de extracción popular”, el experto en género y masculinidades plantea que el machismo se encuentra muy arraigado entre hombres dominicanos evangélicos de diferentes generaciones. “El principio de que el hombre debe ser «cabeza del hogar» está muy arraigado en los jóvenes, hasta el punto de que, en una de mis visitas a uno de los chicos, este se encontraba en la casa de sus padres con su pareja y esta le cocinaba el almuerzo. Para estos chicos, la mujer debe ser la «ayuda idónea» de su esposo. Si la mujer se niega a ello, está faltando al mandato bíblico. Sin embargo, señalan que es necesario que haya corresponsabilidad entre el hombre y la mujer a la hora de tomar decisiones. Pero esto no quiere decir que los comportamientos machistas se vayan socavando”, señala el autor en su ensayo. Disla propone repensar la teología y la imagen de Dios que se han construido en algunas iglesias: “Para que las comunidades pentecostales dejen de ser espacios estáticos, y se conviertan en iglesias donde se modelen masculinidades igualitarias y liberadoras, se necesita una teología que repiense la divinidad fuera de la imagen del Dios blanco varón. De esa manera, podrán construirse relaciones humanas basadas en el cuidado mutuo, la escucha atenta y el poder comunitario”, se plantea en el ensayo publicado en el libro “¿Qué hacemos con la(s) masculinidad(es)? Reflexiones antipatriarcales para pasar del privilegio al cuidado”, publicado por la fundación Friedrich-Ebert-Stiftung (FES-ILDIS), publicado en 2018.

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