La Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) suspendió el acto de inauguración hoy de la central termoeléctrica de Punta Catalina, en Baní. Una cárcel que sería también inaugurada ayer simplemente quedó en funcionamiento con una formal entrega. Obras importantes como el nuevo tramo de la circunvalación de Santo Domingo, hospitales y escuelas probablemente estarán en servicio, pero sin el rigor de los actos.

El gobierno se somete a lo dispuesto en la ley electoral sobre inauguraciones de obras públicas durante el período de campaña. Más allá del cumplimiento de la disposición, quizás el gobierno desea enviar un mensaje de comedimiento en medio de un ambiente de crispación social después de las frustradas elecciones.

Ayer, el Pleno de la Junta Central Electoral (JCE) se reunió con los representantes de los partidos políticos y conoció las múltiples quejas, reclamos y conflictos suscitados tras lo ocurrido el día de las votaciones. Fue un acto de catarsis y de reencuentro. Un nacer de nuevo, como coincidieron. El Pleno recogió todas las demandas, valoró la mayoría y probablemente en las próximas horas-días estará validando mediante resoluciones todo lo necesario para calendarizar el montaje de las elecciones del 15 de marzo, y las presidenciales y congresuales del 17 de mayo.

Quedaron sentadas las bases para la conciliación de la Junta con los partidos en un intento de restablecer la armonía fundamental para retomar el proceso electoral.

El país debe recibir estos hechos como mensajes de buena voluntad para reencontrar el camino institucional y reducir las tensiones de estos días.

Asimismo, por las palabras que pudimos escuchar del propio presidente de la JCE, estamos ante una situación que en alguna medida se originó en un “caso fortuito”. “Dentro de nuestra institución se cometió un error”. Como Ícaro, volamos hacia el sol y el sol nos derritió la cera. Fue el trance más amargo y difícil.

Estamos hoy ante los hechos consumados. La leche derramada. La única manera de corregir los entuertos, es dejar eso atrás y trabajar para preparar las votaciones del 15 de marzo.

Las aguas deben volver a su nivel. No hay más camino. Lo otro es el desorden. Y eso, nadie lo quiere.

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