Cuando el amor no ha enrollado las distancias, las diferencias nos convierten en distanciados, entonces sucede que nos hacemos entes reactivos, y nuestra luz no es más que el reflejo de la conducta de otros, nunca de nuestras propias convicciones. No obstante, fuimos escogidos para ser luz inconfundible, el fulgor de una gloria extraña, y contagiosa. Ser reflexivos antes que reactivos es sabio y altamente positivo! Cada vez que actuamos para contrarrestar la indiferencia de alguien con indiferencia, la mentira con otra mentira y la hipocresía con más hipocresía, sólo transmitimos sombras. No olvidemos que la apatía agrieta los cristales del alma, que el espejo que somos se convierte en vidrio sin valor cuando habita entre brumas, pero al reflejar su potente luz es tan extraordinario como un diamante.

Posted in Rosas para el alma

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