La aparición de un nuevo coronavirus en Wuhan, China, tiene alarmada a la comunidad global. Como se trata de una familia de virus desconocida, que puede provocar determinadas enfermedades en seres humanos o en animales, todavía no se tienen fórmulas para combatirla, lo que explica la preocupación de todos.

No es la primera vez que ocurre este tipo de situación, y en cada circunstancia las naciones han encontrado remedios, pero siempre a un costo muy alto, con pérdidas humanas terribles e impacto en la vida social y productiva.

En el caso actual, se trata de una provincia muy poblada, como toda China, con once millones de habitantes, equivalente a un país pequeño como República Dominicana.

Las autoridades toman medidas radicales, como el bloqueo de una ciudad de esa dimensión, lo que supone un estado de emergencia que pocos podemos imaginar, pero que ha sido un recurso utilizado en circunstancias parecidas.

Pese a ello, ya se han detectado casos en países del entorno, como Corea del Sur, Japón, Malasia, Nepal, Tailandia, Vietnam, Singapur, Australia; Francia, Estados Unidos y Canadá y en la cercana Taiwán.

Es obvio que cualquier país debe sentirse bajo la amenaza de este coronavirus, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) puede presentarse como un simple resfriado hasta terminar como una neumonía o cualquier mal asociado a la familia SRAS o síndrome respiratorio agudo severo.

En República Dominicana, que tiene intercambios con algunas de esas naciones, y la misma China, las autoridades toman las previsiones al alcance, en puertos y aeropuertos.

Hay quienes se alarman diciendo que la República Dominicana no está preparada para enfrentar una situación como ésta, lo que es obvio. Tampoco lo están países del primer mundo, porque se trata de un coronavirus nuevo.

Naturalmente, ante una eventualidad de esta naturaleza, lo que procede es adoptar las previsiones en atención a nuestras capacidades.

Mientras tanto, esperamos que China sea efectiva para contener la expansión del coronavirus y para desarrollar la fórmula curativa o preventiva. Imaginamos que iguales esfuerzos desarrollan países como Estados Unidos y Canadá, en mayor contacto con la gran nación asiática.

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