La Conferencia del Episcopado Dominicano reafirmó su vocación orientadora en la vida material, espiritual e institucional de los dominicanos. Las palabras de la Iglesia son siempre bienvenidas. Reafirman su compromiso con lo mejor. Un derecho ganado, como bien proclaman, en el debate por la República que deseamos.
En un lenguaje directo y un estilo más libre, el mensaje del Episcopado fue preciso y claro, y sin estridencias valoró el proceso electoral como una oportunidad para mejorar. En esa perspectiva, señaló que “la política no puede estar al margen de la moral si no quiere convertirse en una de las más nefastas actividades” por sus implicaciones para la sociedad.

Asimismo, expresa su visión sobre las cualidades de todo potencial gobernante: sabiduría y carácter, garantías de unidad e identidad nacional basadas en nuestra idiosincrasia y valores, seguridad interna, régimen de justicia, administración eficaz, dinamismo cultural, libertad religiosa, relaciones internacionales provechosas y una gran capacidad de servicio a favor de los intereses de nuestra Nación.

La Iglesia también comenta el valor del voto “como un derecho y un deber de conciencia que no debe estar motivado por intereses personales y exhortó a votar por personas honestas que ofrezcan garantías de futuro a la patria, por partidos que defiendan la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural, y que custodien los valores supremos de nuestra Nación…”.

Su llamado contra la compra del voto es más que oportuno, lo mismo que su rechazo a la “práctica corrupta e ilícita de compra y venta de cédulas a la vista de todos…”.

Muy oportuno el apoyo a la Junta Central Electoral, a la cual exhorta a “velar por la dirección de un proceso electoral transparente, tanto al momento del sufragio como al del conteo de los votos, que son donde suelen producirse las principales quejas”.

El comunicado del Episcopado fue suficientemente abarcador, desde la necesidad de que los aspirantes a ejercer el poder presenten propuestas creíbles, hasta renovar su demanda del cese de la inseguridad, la violencia intrafamiliar, la corrupción, y demás taras sociales. Y como siempre, apostó al diálogo y la firma de un pacto por la paz en el proceso electoral.

La voz de la Iglesia merece ser escuchada.

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