Constantemente hemos hablado y nos han hablado acerca de esa extraña soledad en que viven muchas personas.

Nos han dicho que a pesar de estar rodeados de mucha gente, de que al final de cada día llegarán al encuentro de alguien, en el fondo están terriblemente solos.

Hemos escuchado decir y a veces hemos dicho que estar solo es mucho más que estar en un espacio ocupado únicamente por nosotros.

A veces hemos sentido que no tenemos con quien compartir una inquietud, algo que nos perturba, un sueño, una meta, un proyecto o un logro, pues de forma acertada o de manera equivocada, llegamos a creer que nosotros y nuestros problemas les son totalmente indiferentes a quienes nos rodean.

Pero ¿qué hay de aquella compañía que nos apoya y nos conforta desde la más desgarradora distancia?

Por qué no pensar en las muchas ocasiones en las cuales esa persona que tanto nos ama nos ha hecho sentir que no existe distancia para el amor verdadero.

Que los sentimientos perduran en el tiempo y su fuerza descomunal atraviesa las fronteras y acorta la distancia para decir presente, para levantarnos cuando caemos, para estremecernos con irrefutables argumentos cuando de hacernos entrar en razón se trata.

El paso del tiempo nos demuestra que cada día se rompen mitos, que muchas convicciones terminan convertidas en dudas, que no siempre la imagen que nuestros ojos envían a nuestro cerebro obedece a la realidad.

Aprendemos que muchas veces una risa estridente es el mecanismo de distracción para ocultar una profunda tristeza, que detrás de la calma más aparente escondemos la más terrible desesperación.

Así, de la misma manera que vivimos en soledad estando acompañados, muchas veces no necesitamos una presencia física para saber que nunca, en ningún momento de nuestra vida estamos solos, porque el mismo tiempo también nos ayuda a entender que somos más que un cuerpo para ocupar un espacio.

Aprendemos a vivir un poco más cuando tomamos conciencia de la fuerza de nuestros sentimientos, cuando valoramos lo que realmente importa, cuando entendemos que somos más que una compañía para pasar un buen rato, cuando podemos ver mejor y más claro, al cerrar los ojos, que al mantenerlos abiertos, cuando escuchamos más con el corazón y menos con los oídos, cuando nos dicen más las acciones que las palabras.

Posted in Edición Impresa, Mi Tiempo, Opiniones

Más de edicion-impresa

Más leídas de edicion-impresa

Las Más leídas