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Informo que nunca he sido encuestado. Nunca me han hecho preguntas respecto a mis preferencias políticas. Y mucho menos sobre mis simpatías electorales. Pero seguiré esperando que algún día me encuesten.

Pero por el hecho de que nunca yo haya sido consultado -en medio de un proceso electoral- no significa que las compañías encuestadoras no tengan credibilidad.

¡Eso que le he escrito, ni los comentarios hechos en programas de radio y televisión, no es para que se pongan en “entredicho” los resultados de las más recientes encuestas.

Retomo lo que expuse en la primera entrega de este artículo respecto al sociólogo Rafael Acevedo, representante en República Dominicana de la prestigiosa compañía Gallup.

Acevedo, a quien se le considera un hombre encuestador extrovertido, en los últimos meses ha estado callado. Para ir al Refranero Popular, el señor Acevedo y su encuestadora Gallup no han dicho “ni pío” concerniente a lo que podría pasar en las venideras elecciones (municipales y presidenciales) que serán montadas en febrero y mayo del 2020.

¿Cuándo hablará la Gallup? Esperemos respuesta, que tal vez llegue pronto. Podría ser -es lo que espero- antes de celebrarse los comicios municipales del 17 de febrero.

A propósito de las encuestas políticas-electorales, la semana pasada leí esta “preciosura”: Representantes de varios organismos electorales de América Latina y expertos en la aplicación de encuesta y la dirección de medios de comunicación abogaron por un mayor acercamiento entre estas instituciones a fin de mejorar sus funcionamientos en base al compartir de experiencias en la organización de los procesos electorales”.

El mismo reporte señala que “en varias exposiciones efectuadas en el marco de la XI Conferencia de la Unión Interamericana de Organismos Electorales (UNIORE) que se celebró en un hotel de la región Este de República Dominicana, los expertos ponderaron el rol de los medios de comunicación durante los procesos electorales”.

Si tomamos como termómetro los citados planteamientos, podríamos llegar a una interesante conclusión, para los fines de que tengamos credibilidad en los resultados en las encuestas políticas-electorales que realizan firmas encuestadoras.

Se sabe que casi todas las compañías encuestadoras realizan sus sondeos en obediencia a parcelas políticas. No son encuestas realizadas por “mutuo propio”.

Por ejemplo, un candidato a la Presidencia de la República paga para que una compañía encuestadora haga un sondeo… y siempre favorece al candidato que paga. ¡Y ahí podría estar la falsía de esa encuesta!

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