En estas últimas semanas del año 2019 quiero iniciar con un pasaje bíblico que ha sido fuente de inspiración a grandes autores en la humanidad. En 1 Corintios 13:4-7 la Biblia sostiene lo que es la esencia de Dios y, por ende, del ser humano, es el amor: “El amor es paciente y bondadoso; no es envidioso ni jactancioso, no se envanece; no hace nada impropio; no es egoísta ni se irrita; no es rencoroso; no se alegra de la injusticia, sino que se une a la alegría de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”.

La Navidad, que no es más que la celebración del nacimiento de Jesús, es una época que despierta en el interior de las personas sentimientos descritos en lo dicho anteriormente.
Todos los medios de comunicación y en las relaciones interpersonales, hay una especie de contagio en la búsqueda y reflexión de todo lo que conlleve a una mejor convivencia humana.

Esa fecha ha propiciado unificación de familias, a veces separadas por años; retorno de personas de una nación a otra; pero, sobre todo, un renacimiento de fe y gratitud ante Dios por traernos a Cristo Jesús como redentor y salvador de la humanidad. Grandes controversias se han dado entorno a la vida de Él, no obstante, aquellos que hemos aprendido a creer, depender y aceptar la primacía de Dios sobre nuestras vidas sabemos cuán real, poderoso y grande es Dios.

Iniciamos un nuevo año en apenas 11 días, un 2020 lleno de pronósticos negativos, donde la opinión de economistas, sociólogos, politólogos quiere mandar el augurio de que este año que se avecina será de grandes dificultades. Me atrevo a decir que dichos pronósticos caerán al suelo si, entre todos nosotros, en apoyo a las nuevas autoridades gubernamentales, eclesiásticas, instituciones dedicadas a la búsqueda de una sociedad mejor tendremos un año que romperá todos los parámetros tomados hasta hoy.

En la cita bíblica señalada encontramos claves para ser una sociedad mejor, porque si vemos, todas estas cosas citadas, son las que se encargan de que la sociedad, los gobiernos, las familias no funcionen ni obtengan los frutos que se deberían cosechar.

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