Evidentemente, la mayoría de los honorables embajadores ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y (sobre todo) la Cultura (Unesco), incluyendo al dominicano José Antonio Rodríguez (quien en su carrera sólo ha cantado una bachata muy light), han gozado como turistas la mentada bachata en nuestras lujuriosas calles, playas, bares y piscinas hoteleras… Y de tanto bailar cuerpo a cuerpo con mulatos y mulatas, decidieron (¡Ofrézcome!) declarar Patrimonio Inmaterial de la Humanidad esa degeneración lírica y melódica del bolero… (Acepto sin problema que me llamen enemigo de la patria).

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