¿Cómo llegas al mundo del cine, teatro y la televisión?

Comencé en la televisión desde los 13 años en programas infantiles, pero iba como visitante, nunca fui fija, participaba con un grupo de baile que había en el barrio donde me crié. Para mí la televisión siempre fue muy familiar, recuerdo que me llevaban desde los cinco años, en mi familia ha habido varias personas que hacen arte, aunque no así de manera tan pública como yo. En el cine, la primera vez que tuve contacto con una cámara fue a los doce años, mi tío Juan hizo una película familiar, eso fue como en 1972, después profesionalmente en 1983. Aquí se hacía mucho cine, sobre todo italiano. Como estudiaba en Bellas Artes, en ese tiempo el señor Franklin Domínguez me conectó con el cine, nunca fui extra, siempre fue con un papel básicamente. Mi madrina en el teatro es Monina Solá, de quien guardo muy gratos recuerdos. Ella me pudo conectar con directores en esa época.

Cine, teatro y televisión… ¿con cuál de ellos tiene mayor identificación?

Pues con todos. Soy de las personas que hace las cosas que le gustan, me siento cómoda en las tres facetas. Claro la televisión ha cambiado tanto que de un tiempo a esta parte, que preferiría hacer otro tipo de televisión. De hecho lo estoy haciendo con los relatos de “Rosa y la Constitución”, que es un programa del Tribunal Constitucional, que finalmente me dio la oportunidad de abandonar la comedia y tomar acción en temas más serios, que era lo que estaba buscando hace tiempo. Monina Solá me enseñó que la televisión nos da popularidad, que el teatro nos da respeto por el público y hacia el público y que el cine nos inmortaliza. Me siento cómoda en las tres facetas.

¿Cuáles son las diferencias entre cine, teatro y televisión?

El teatro es más depurado, es más cuidado, la televisión es más repentista, independientemente de que sea un programa con libretos o que sea un programa de humor. He hecho cuatro novelas, ahí no puedes improvisar mucho, pero la diferencia es el rito de cada uno de los lenguajes. La televisión es más rápida, el teatro es más lento. En cuanto al cine es más la cotidianidad, la naturalidad, por eso me encantan las tres, porque he podido nadar en esas tres aguas.

¿Qué consideras fundamental para el desarrollo de la carrera de actor?

Creo que lo fundamental para ser actor es la disciplina, a veces ni siquiera el talento. En ocasiones hay personas que tienen mucho talento, pero no tienen disciplina, no tienen paciencia, ni respeto por el público. Cuando una persona tiene mucha disciplina, un poquito de talento y un buen director al lado, se puede sacar de una grano de carbón una gran joya. Por tanto hay que estudiar, prepararse, escuchar las voces de los directores, porque todos tienen la razón. Si las personas se dejan dirigir, ya tienen un gran porcentaje para lograr ser una estrella.

¿Cuál ha sido el papel que más te ha exigido como actriz?

Los papeles que más han exigido de mí han sido los que hago de prostituta, primero porque no me parezco a su forma de vida, y segundo, porque tengo que sentarme a conversar con algunas de ellas, copiar sus movimientos, su manera de hablar.

Extrañamente me han nominado por dos de estas actuaciones. Eso fue en 1997 por “Las Mujeres de enfrente” y en 2009 por “Las Señoritas de Aviñón”. Estos han sido los papeles más exigentes, porque uno tiene que parecerse mucho a ese personaje, su lenguaje corporal, verbal, hay que ir muy a lo seguro para que no se vea fingido, ni sobreactuado, que fluya con toda naturalidad en ese pequeño mundo en que estas actuando.

¿Cuáles aspectos consideras fundamental para una buena actuación?

l Creo que lo fundamental es creer en uno mismo, en crear y luego actuar. Los actores buscamos varios métodos que hay de actuación y podemos hacer un conjunto de ellos. Ningún director de cine pregunta en que método estas trabajando o quiero que me trabajes en un método específico, la mayoría no saben de eso, a menos que sea un actor formal, entonces como el cine es más natural, pues simplemente tienes que irte hacia la cotidianidad, hacia el mismo ser. Como en mi escuela doy clases para actuación de cine, dejo que el actor me entregue propuestas, claro le enseño a ser un personaje, pero le doy la oportunidad de que su talento fluya.

¿A través de tus actuaciones crees que has dejado algún mensajes?

Sí. En las películas entiendo que he dejado algún mensaje, están las producciones “El camino Correcto” y “Santicló” de la Pinki, a mí me gusta trabajar ese tipo de cine.

También con las charlas que imparto me siento muy cómoda, sé que estoy dejando un legado entre las personas que las escuchan y aprenden de ella a cómo manejarse con ciertas situaciones. Me gustaría tener un poco más de apoyo con instituciones que tengan que ver con este tipo de charlas, pero muy pocas me han dado su apoyo en esto.

¿En qué proyectos estás ahora?

Continúo con mis clases de actuación, las imparto a un estudiante por clases, porque son para personas que están bien complicadas de tiempo. Pretendo expandir la escuela para grupos, también estoy en una obra de teatro que va para marzo, que todavía no puedo decir el nombre, pero es un proyecto lindísimo, de la mano del señor Melenciano. Tengo cine en enero, las películas que iba hacer en diciembre no sé, las están haciendo y no sé qué paso con ellas, y continuo con mis estatuas vivas. En marzo también tengo algo grande con Rivas, entre otros proyectos. O sea soy una persona que fluyo y que cuando me caen los proyectos, pues nada, ahí estoy.

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