En el 2010 fue reconocido con el Premio Nacional de Literatura, mientras que este año fue galardonado con el premio Pluma de Oro a la Cultura, en España

Su cuaderno escolar y un lápiz de carbón fueron los primeros instrumentos que utilizó Mateo Morrison para plasmar poemas e historias que representaron el inicio de una fructífera carrera como escritor. Labor de la cual ha cosechado galardones tan deseados como el Premio Nacional de Literatura, en 2010, o el Premio Pluma de Oro a la Cultura, este año, en España.

Morrison dirigió por 22 años el Departamento de Cultura de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde coordinó importantes eventos nacionales e internacionales como el Encuentro Internacional de Escritores Pablo Neruda, los Jueves de Cultura, y los Domingos Culturales.

Actualmente es Presidente de Honor de la Feria Internacional del Libro de Orlando y le han sido dedicadas varias ferias, como la Feria Internacional del Libro de Puerto Rico. Representó a nuestro país en el Encuentro Internacional de Poetas del Mundo Latino en Rumanía.

1. De la Capital

Nací en el sector de Villa Duarte el 14 de abril de 1947. Mis padres fueron Egbert Morrison, jamaiquino, y Efigenia Fortunato, dominicana. Cuando tenía tres meses de nacido, ellos se mudaron a la Cruz de Mendoza. Construyeron una casita a solicitud de mis abuelos que disponían de unas 96 tareas de tierra, que en su mayoría eran utilizadas para la agricultura y la ganadería. Recuerdo lo bello que era nuestro hogar, de madera, rodeado de árboles y un jardín hecho por mi madre. Estábamos cerca de familiares, porque en el mismo terreno vivían mis abuelos, tíos, y primos. Fue una infancia muy tranquila y feliz, con unos padres dedicados. Esos patios representaron el punto de partida para mi trabajo literario. Somos cuatro hermanos de padre y madre, sin embargo mi padre tuvo otros hijos en su país natal antes de venir aquí. Yo, el mayor, me he dedicado a la animación sociocultural y a la literatura, mi hermano Heriberto fue viceministro de Deporte y escritor deportivo, mientras que Ramón se consagró fundamentalmente a la educación, incluso fue viceministro de Educación, y Winston está ligado al área del turismo y la hotelería, e igualmente ha escrito varios libros.

Recientemente la calle donde vivíamos en Santo Domingo Este fue denominada con el nombre de mi padre, por su labor ligada a la educación y a actividades sociales. Tengo seis hijos; Nelson, Jocksan, Milton, Franklin, Berioska y Samantha, fruto de dos matrimonios”.

2. Educación y política

Mi educación comenzó en una escuela hogar que dirigía un señor que llamábamos Walash, quien con mucho esmero nos enseñó a leer y a escribir. Luego mis padres me inscribieron en el Colegio San Miguel, que estaba enclavado entre Ciudad Nueva y San Carlos. Mis padres debían pagarme un transporte para poder llegar. Fui el primero en ir de mis hermanos. Luego pasé a estudiar al Colegio Blanchard, que era un centro educativo con bastante prestigio para la época, y estaba ubicado en la Calle Braulio Álvarez, que actualmente es la que conocemos como 27 de Febrero. Cuando terminé el octavo, pasé al Colegio Don Bosco, de la Familia Salesiana. En ese colegio al principio me iba muy bien, pero después me adherí a una célula del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, de forma clandestina. Eso fue para finales de la época de Trujillo. Formar parte de ese grupo y acércame un poco más a la vida política, fue un balde de agua fría para mis padres. En el colegio se dieron cuenta y terminaron no aceptando mi inscripción para continuar mis estudios. La política me llevó a entrar en contradicción con mis padres y los sacerdotes.

Mi papá se molestó mucho conmigo, me castigó. Me inscribió en el Colegio Dominicano, donde fui un estudiante sobresaliente”.

3. Entra a la UASD

Terminé mis estudios secundarios en el 1965, justo cuando estalló la Guerra de Abril. Eso generó que se paralizara todo el país, y por lo tanto tuve que esperar un tiempo para poder inscribirme en la universidad, ya que los norteamericanos habían tomado incluso la UASD como campamento. Al terminar la ocupación, en el 1966, me inscribí. En esa época no se entraba directamente a la carrera, sino que debíamos pasar primero por el Centro Universitario de Estudios Generales (CUEG), lo que después se transformó en el Colegio Universitario, que era donde básicamente todos los estudiantes tenían que ir para ser evaluados previo a elegir sus careras”.

4. Derecho

Cuando me tocó elegir carrera tuve mucha indecisión. Mi familia quería que estudiara medicina, pero no quería estudiar algo que fuera por obligación. En una ocasión asistí a una actividad donde un biólogo chileno ofreció una conferencia a estudiantes, me paré a hablar y al finalizar el expositor me llamó para comentarme que tenía potencial para ser biólogo, que debía elegir esa carrera. Sin embargo, cuando estaba dando mis últimas materias del CUEG recuerdo que el profesor González Tirado quedó maravillado con una composición que hice. Me dijo que yo tenía el germen de un escritor. Eso me hizo pensar mucho. Él me motivó a que estudiara Letras para expandir mis horizontes, pero al final opté por Derecho, profesión que he ejercido mínimamente”.

5. Comienza labor docente

La Guerra había provocado que mi padre perdiera el trabajo. Por lo tanto, teníamos que buscar la forma de poner pan sobre la mesa. Lo que hice fue, mientras estudiaba, ponerme a trabajar. Comencé a dar clases en dos colegios, el Santa Marta y el San Francisco, en el 1967, para así apoyar a mi familia. Daba clases de inglés, francés, literatura e historia. Fueron momentos desafiantes, porque el esfuerzo que hacía era tan grande que trabajaba de día y en mis clases de noche a veces, del cansancio, me dormía.

Todo esto ligado a mi militancia política en Fragua, un grupo de izquierda de la universidad. También fui profesor de de Legislación y Derechos Culturales en la UASD más adelante”.

6. Su primer libro

Después de un tiempo, pude obtener mi primer empleo formal. Entré como director de la Casa de la Cultura de la UASD, en el 1972, una entidad que se formó en el Club de Profesores de esta universidad. Eso me motivó a acercarme a profundidad al tema cultural, especialmente a escribir. Justo para esas fechas publiqué mi primer libro, “Aniversario del dolor”, que tiene un conjunto de poemas con un carácter social y político porque retrata las vivencias de la Guerra. En las labores ahí seguí como subdirector de Cultural del Departamento de Extensión Cultural de la UASD. Luego fui director hasta jubilarme”.

7. Sumplemento cultural “Aquí”

Otras de las labores ligadas a la cultura que más disfruté fue mi papel como director del suplemento “Aquí” que se publicaba en La Noticia. En el primer año en esas funciones la dirección la compartí con Juan José Jiménez, pero después de eso me rodeé de asistentes y un buen equipo. Como director duré 20 años. Fue una oportunidad para conocer más a fondo el legado cultural nuestro y aprender sobre la historia que los rodea. La cultura me ha ayudado a ver el país de una forma muy diferente, y a preciar mejor los detalles de las cosas”.

8. Labor cultural

Fundé el taller literario César Vallejo en el 1979 en la UASD, del cual han salido la mayor parte de los miembros de la generación del 80, es decir, José Marmol, Tomás Castro, Cesar Zapato, Ilonka Nacidad Perdomo, y otros. En la UASD también creé y dirigí la revista Extensión. Además, fui director de Formación y Cooperación Técnica del Consejo Presidencial de Cultura y presidente de esa entidad en su última etapa”.

9. Semana Internacional de Poesía

Una de los aportes más significativos para mí es la fundación de la Semana Internacional de la Poesía, que tiene ya ocho años celebrándose. Es un evento que ha acogido poetas no solo del país, sino también extranjeros. En las últimas versiones vinieron de Europa y China. Se lleva a cabo en diversos lugares. Además del Distrito Nacional, también está San Cristóbal, Puerto Plata, Sosua, La Vega, Peravia y Azua”.

10. Distinciones

Estoy agradecido con la vida, porque mi trabajo rindió frutos y es valorado. En el 2010 recibí el Premio Nacional de Literatura, y este año obtuve el Premio Pluma de Oro a la Cultura en Madrid, España, así como el Premio Caonabo de Oro en el área de la Literatura. En más de 10 ferias nacionales e internacionales he tenido el privilegio de ser condecorado, un ejemplo de ello fue una en Nueva York, en el 200 8, donde recibí un reconocimiento por aportes a la cultura por parte del Ministerio de Cultura de República Dominicana y el Comisionado Cultural de Estados Unidos”.

Orden Duarte, Sánchez y Mella

“Creada la Secretaría de Estado de Cultura, fui director general de Formación y Capacitación, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Cultura, consultor cultural del Secretario de Estado de Cultura y viceministro de Cultura. También llegué a ser consultor en Animación Sociocultural de las Naciones Unidas para el Plan Decenal de Educación y asesor de siete rectorías de la UASD, de donde fui también miembro del Consejo Universitario y presidente de los Organismos Académicos Comunes. A pesar de que no ejercí la carrera de Derecho mucho, formo parte de un bufete de abogados llamado Consultores Jurídicos y Litigantes Pérez, Toribio, Morrison y Asocs.

“El 30 de mayo del 2009 recibí en Ohio, Estados Unidos, el título de Doctor Honoris Causa en Humanidades por International Writers and Artists Asociation. En el 2012, el poder ejecutivo dominicano me distinguió con la orden de Duarte, Sánchez y Mella, en el grado de caballero por mis aportes a la cultura y los valores patrios.

El Senado de la República y la Cámara de Diputados me otorgaron un reconocimiento por mis méritos literarios. Mientras que la Academia de Ciencias de la República Dominicana me otorgó la condición de Miembro de Número de esta entidad.

Actualmente, soy Presidente de Honor de la Feria Internacional del Libro de Orlando. Me han una ocasión representé a mi país en el Encuentro Internacional de Poetas del Mundo Latino en Rumanía.

Para ser un gran escritor hay que leer buena literatura, esa es una de mis principales recomendaciones para quienes comienzan estos caminos. La lectura es la clave.

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