El sacerdote Eduardo Lorenzo, acusado de al menos cinco violaciones a menores de edad, se suicidó este lunes horas después de que la Justicia argentina ordenara su detención, y fue hallado muerto en una oficina de Cáritas, ubicada en la ciudad de La Plata, donde residía.

El cura estaba implicado en casos de abusos sexuales cometidos entre 1990 y 2008, cuyas víctimas eran adolescentes de entre 13 y 15 años. Según los testimonios brindados ante las autoridades, Lorenzo habría corrompido a chicos que acudían a la Iglesia San José Obrero, de Berisso, y la Parroquia Inmaculada Madre de Dios, en Gonnet, ambas localidades de la Provincia de Buenos Aires.

«Me pedía que le hiciera masajes en los pies o en la espalda, en su cama grande, y comenzaba a refregarse contra mí», recordó uno de ellos durante su declaración ante la Fiscalía, producida semanas atrás. En ese marco, Lorenzo ya había sido apartado del contacto con niños por órdenes del Arzobispado de La Plata. Por su parte, el acusado había rechazado las acusaciones en su contra.

Según el reporte de la Policía local, el hombre del clero «fue encontrado tendido en el suelo, con posibles manchas hemáticas», junto a una pistola. Antes, un informe elevado a la Justicia había indicado que Lorenzo tenía una «estructura psicopática perversa de la personalidad, con características de manipulación, elevado autocentramiento y egocentrismo».

 

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