«Epstein no se mató»: dejan un mensaje con pintalabios en el lugar de la banana devorada de 120.000 dólares

La saga de la banana valorada en 120.000 dólares —obra de arte contemporáneo del artista italiano Maurizio Cattelan— que llegó a enriquecer la colección de la galería Perrotín, en Miami, al ser adherida a la pared con una cinta aislante, no terminó cuando el artista plástico David Datuna despegó y se comió la fruta.

En lugar de la banana hecha arte, apareció una inscripción trazada con un pintalabios rojo por otro artista visual, el cineasta local Rod Webber. Este decidió llenar el ‘lugar vacante’ en la pared con la inscripción «Epstein no se mató», con un error en el apellido, en referencia a la repentina muerte del multimillonario Jeffrey Epstein, al que encontraron ahorcado en su celda en agosto, en medio de un juicio por tráfico sexual de menores y pedofilia, acusaciones de las que se declaraba inocente.

La nueva ‘obra’ resultó ser un dolor de cabeza para la administración de la galería de Miami, que se empeñó en deshacerse del indeseado mensaje. A juzgar por las fotos compartidas en redes sociales, el personal del museo trató de cubrir la inscripción con una hoja blanca de papel.

Este domingo Webber fue arrestado y pasó una noche en detención por su acto. Según comentó a Boston Magazine, no tenía la intención de hacer lo que hizo cuando llegó a la galería, pero tuvo la sensación de que el arte dejó de ser arte y todo se convirtió en memes.

«Combatir lo estúpido con algo más estúpido»

«Ningún meme puede ser mejor que otro meme, a menos que esos memes colisionen. Y me sentí en plan de ‘vamos a juntarlos como si fueran las tazas de mantequilla de maní de Reese'», señaló el cineasta.

«Lo estúpido solo se puede combatir con algo más estúpido. En un mundo donde la idea de una banana vale 120.000 dólares, es nuestra obligación moral burlarnos, ridiculizar y hacer que el sinsentido alcance un millón», escribió en su cuenta de Facebook.

A su modo de ver, no lo trataron igual que al otro artista, que se comió la costosa banana sin consecuencia alguna por parte de las fuerzas del orden público porque no es «lo suficientemente famoso» o porque no forma parte de un «truco publicitario premeditado, que es lo que probablemente estaba pasando» en el caso de David Datuna, cuyo acto ni siquiera fue considerado una destrucción de la obra de arte, ya que esta fue diseñada para ser reemplazada, según la galería.

  • La banana adherida a la pared con cinta aislante había sido vendida a un coleccionista francés por 120.000 dólares.
  • Luego de que la fruta fuera devorada, el dueño de la galería, Emmanuel Perrotín, declaró que era reemplazable. «Encontremos otra banana, porque él no se comió ‘la banana’, es ‘una banana’. Yo también me comí otra ayer por la noche», aseguró.

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