Las autoridades nacionales responsables de la investigación y persecución del crimen han quedado bajo cuestionamiento desde los inicios del operativo de búsqueda del “narco de narcos” como ahora llaman en Colombia a César Emilio Peralta (César el Abusador).

Ocurrió desde aquel momento en que las autoridades dijeron que esa persona venía en sus actividades delictivas desde hace más de 20 años. Pero fue el amanecer de esos días, cuando se enteraron, según se dice, porque fueron notificados para su ubicación y captura por organismos de los Estados Unidos.

Y ocurrió que cuando se hizo el famoso despliegue en varios de sus centros comerciales, de muy variados tipos, y en su acomodado hogar, no se pudo encontrar ni rastros del individuo.

La versión más socorrida y vergonzosa es que fue informado por agentes de los mismos equipos que habían empezado su “persecución”. Pero dos días antes, según imágenes divulgadas en las redes sociales, disfrutaba en una fiesta en Punta Cana.

Ahora, con su captura en Cartagena de Indias, Colombia, de nuevo surgen “detalles” que no hablan muy bien de las autoridades dominicanas, que la semana anterior desataron una amplia búsqueda en las montañas de Jarabacoa, y en el valle del Cibao.

Pero después, con el hombre preso en Colombia, dijeron que había salido desde la costa suroeste dominicana, desde un punto entre Barahona y Pedernales. Pero las autoridades colombianas dieron cuenta de que se encontraba desde hace días, semanas, entre Barranquilla y Cartagena. Que incluso, había sido objeto de una emboscada de parte de sicarios, con un saldo de un muerto y heridos. Y entonces se desató una polémica sobre la calidad de la información difundida. Y la pregunta más extendida entre los ciudadanos era. ¿en quién creer?

Al final, se muestra el desinterés por la extradición, y conceden todas las facilidades para que fuese enviado a Estados Unidos, lo que en efecto, coordinan con las autoridades colombianas.

Al final, y para cerrar con broche de oro, las autoridades nacionales no hicieron nada, que sepamos, por acudir a Colombia a participar en los interrogatorios del “capo de capos” que operaba a sus anchas en República Dominicana.
Es como si dijeran: “Salimos de eso”.

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