Presto PINCELADAS al jurista Emilio Aquino Jiménez: “La verdad es convencional, dado que la capacidad que hemos adquirido de nombrar objetos o definir conceptos no está al alcance del conocimiento humano de forma material, por tanto, lo que hemos construido a través del lenguaje como verdades no nos asegura que estamos frente a una realidad material que se relaciones con hechos.

Esos elementos de verdad o mentira llaman la atención a medida que la ciencia y la tecnología avanzan, dado que cada día es más difícil lograr desarrollar un concepto unívoco de lo que consideramos verdad. El bulo-noticia falsa-que utilizan algunos cibernautas para perjudicar a alguien o lograr la atención del público es una expresión de hasta donde la mentira puede convertirse en verdad. Vivimos en un entorno social donde quienes tiene la capacidad de influir en los medios de comunicación construyen las verdades que ellos necesitan sean aprehendidas por la sociedad, ésta que a medida que se hace viral-para usar un término tecnológico-se convierte en la verdad que todos distribuyen y hacen suyas en las conversaciones masivas por redes sociales.

Lo sorprendente es la utilización que hacen de la posverdad los que manejan las instituciones políticas o judiciales a través de los medios de comunicación. Le venden, por ejemplo, a la sociedad que la violencia de género se debe al uso de tatuajes por mujeres y los hombres, cuando la verdad es que el problema es multifactorial, que debe ser abordado con una verdadera política de Estado para prevenir y tratar los traumas que causa la violencia.

En materia de justicia penal, las informaciones que son suministrada a la sociedad distan mucho de la realidad palpable que vivimos los que tenemos algún tipo de contacto con el sistema de justicia penal, pero el bombardeo de información falseada como herramientas de la posverdad se repiten de forma automática sin razonar sobre lo que subyace en el fondo de esas informaciones.

Es así como se ha vendido avances en materia de respeto a los derechos humanos, pero la realidad es que en cuanto a la justicia penal las actuaciones de los tribunales son cada vez más arbitrarias y alejadas del debido proceso. O, para poner otro ejemplo, que se han logrado avances en la lucha en contra de la delincuencia, pero la verdad es que ello solo sucede en los titulares de los medios de comunicación, dado que los criminales siguen manejando sus estructuras sin enterarse de que están siendo buscados.

Se proyecta que en el proceso penal lo importante es que existan pruebas legalmente obtenidas para determinar la responsabilidad penal de un ciudadano-la verdad procesal-la realidad es que el debido proceso solo se toma en cuenta cuando quienes están siendo juzgado son individuo que tienen un fuerte arraigo político o económico, dado que cuando se trate de los hijos de los desposeídos solo importa que haya sucedido un hecho y que sea señalado como autor, con ello es suficiente para recibir una sentencia “ejemplarizadora”.

Con la posverdad: qué difícil es creer en los hechos”. l

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