Tengo un buen nivel de conocimiento sobre el Programa de Fomento del Turismo en la Ciudad Colonial (PFTCC), porque trabajé en su lanzamiento en el 2012. Posteriormente, cuando este proyecto estaba sometido a muchas críticas en los medios, fui contratado (con los parámetros del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para reformular la estrategia de comunicación.
Entonces en el PFTCC el índice del período 2012-2016 (hasta marzo) era 1.9. El análisis del proceso nos mostró que había fallado la comunicación con la sociedad. Abrimos las compuertas a una interacción positiva, y en doce meses el índice positivo pasó a 5.9 (aumentó de 210%). En los medios digitales el índice positivo fue de 141.3.

No hicimos magia. Sencillamente pusimos en marcha estrategias de comunicación para explicarle a los medios y a la sociedad, lo que se estaba haciendo y mostrar los primeros logros del proceso de transformación de la Ciudad Colonial en un espacio turístico atractivo para la inversión privada y para el turismo local y el internacional.

Con estos antecedentes, creo tener calidad para opinar sobre la importancia de continuar con un proyecto que ha puesto en primer plano la Ciudad Colonial y la ha convertido en el espacio urbano de Santo Domingo de mayor demanda para el ocio y en un lugar que ofrece una atractiva vida cultural.

La ciudad se ha enriquecido para sus habitantes. Nuestra oferta turística se ha fortalecido con un ingrediente que puede definirse como el espacio urbano turístico más dinámico e interesante del Caribe. El PFTCC, al convertir la Ciudad Colonial en un potente atractivo, ha ofrecido una nueva perspectiva para el desarrollo de Santo Domingo como destino turístico urbano y cultural. Además, los destinos de sol y playa más próximos a la ciudad ahora tienen una interesante oferta complementaria de fácil acceso y muy bajo riesgo.

¿Indicadores de estas afirmaciones? Por cada dólar aportado por el préstamo del BID, (US$30 millones), las expectativas del PFTCC atrajeron durante el desarrollo de la primera etapa del proyecto más de US$100 millones de inversión privada en nuevos negocios (proyectos inmobiliarios, turísticos y actividades comerciales vinculadas al sector turismo), y se establecieron 710 nuevos negocios, un crecimiento de más del 95%.

Igualmente, es necesario destacar el crecimiento del flujo turístico. En el 2010 se registraron 408,449 turistas, y en el 2018, concluido los trabajos, se produjo un aumento de 62% (660,089 turistas) estimulados por la calidad de la oferta y el nuevo ambiente que ofrece esa parte de la ciudad. En los meses enero-junio del presente año las llegadas aumentaron un 3%, y la ocupación hotelera un 11%.

Lo que se hizo fue cambiar la dinámica de las calles para darle más y mejor espacio a las personas, modernizar y soterrar los servicios, crear un sistema de video-vigilancia, mejorar la iluminación, remozar más de 1,000 fachadas de edificaciones, crear un sistema para estimular y medir la calidad de servicios y para evaluar la capacidad de carga de las áreas, crear el primer observatorio turístico del país, y muchas otras acciones, que la segunda etapa del PFTCC contempla expandir en toda el área de lo que fue la ciudad amurallada y su entorno.

Nada es tan bueno que no se pueda mejorar. Puede ser el caso, pero lo absurdo es liquidar la segunda fase del proyecto. Repito la reflexión de Paola Rainieri: “Es un momento para acelerar el paso en la agenda turística y evitar que la agenda política en marcha nos paralice”. Excluyamos, todos, el turismo de la agenda electoral.

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