El padre Ramón Dubert me enseñó el valor de la perseverancia. “Pedro, no te canses en el camino, sigue, insiste, que solo así se alcanzan las metas”, me decía el extraordinario sacerdote. Por ello vuelvo a motivar que la ciudad de Santiago sea sede de los Juegos Centroamericanos y del Caribe en el año 2026.

Y me alegra que Luisín Mejía, presidente del Comité Olímpico Dominicano y miembro del Comité Olímpico Internacional, apoye esa iniciativa, surgida de la visión de un inmortal del tenis mesa, el santiaguense Juan Vila. Afirma Luisín que los grandes saltos que ha dado el país en los últimos 45 años tienen su origen en la celebración de dos ediciones del certamen (1974 en Santo Domingo y 1986 en Santiago) y en los Juegos Panamericanos de 2003 en el Gran Santo Domingo.

Las condiciones están dadas para que en el año 2026 seamos el centro del deporte en la zona, tal y como ocurrió con éxito en el año 1986. En ese entonces participaron casi 3,000 atletas, en 22 deportes, representando 26 países. Los dominicanos obtuvimos 70 medallas: 9 de oro, 34 de plata y 27 de bronce. Logramos el séptimo lugar en la tabla del medallero.

Y no podemos olvidar a “La Marchanta”, reflejada en el colorido logo; de igual manera a “Chaguito”, el alegre burrito que fue la mascota.

Santiago es una potencia deportiva. Contamos con destacadísimos atletas, excelentes dirigentes, experimentados técnicos, una dinámica prensa deportiva y la Unión Deportiva de Santiago. Y agregamos: un sector empresarial dinámico.

Tenemos las instalaciones deportivas básicas. Está La Barranquita, ideada especialmente para deportes de alta competición; por igual la Ciudad Deportiva, el Estadio Cibao y la Arena Oscar Gobaira. Además, existen varias canchas bajo techo, una piscina olímpica y un moderno campo de fútbol. Ahora tenemos el Aeropuerto Internacional del Cibao y más hoteles.

Y con relación a la villa para alojar a los atletas, el mismo Luisín nos da la solución: un fideicomiso que involucre un fondo de financiamiento creado por bancos, que el gobierno dé el bono tierra, facilidades fiscales, se construyan los apartamentos de buena calidad, que se utilicen durante los juegos y luego los vendan, reduciendo la inversión que el gobierno tendría que realizar en el montaje y organización del certamen.

Las condiciones están dadas para que la capital del Cibao, nueva vez, sea la anfitriona de una fiesta deportiva que nos unirá más con nuestros países hermanos. Debemos empezar a darle forma al proyecto. “Santiago 2026” será una realidad, o al menos muchos estamos dispuestos a trabajar para que así sea. Seguiremos pronunciándonos sobre el tema, como lo haría el padre Dubert.

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