Los feminicidios continúan en los primeros planos noticiosos. No hay forma de sacarlos. Apenas hay días en que no se dé noticia de uno. Muy triste y deprimente fenómeno cotidiano y resulta más indignante y escandaloso cuando los feminicidios pueden prevenirse, pero las autoridades fallan. Casos de Anibel González y Juana Domínguez, cuyos verdugos salieron libres por acuerdos judiciales al parecer irregulares. Lo único que puede hacer entonces el Estado es actuar reactivamente, apresar y procesar al feminicida si no se ha suicidado tras cometer el hecho, cuando lo apremiante es que se aplique una efectiva política preventiva de feminicidios. Muerte y dolor; huérfanos y familias enemistadas, es lo que significa esta extrema situación de violencia contra las mujeres.

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