Al PRD lo persigue su pasado. Su historia de conflictos internos, dirimidos regularmente por la fuerza, resulta difícil de borrar aun y cuando su dirección se ejerza sin oposición interna importante. Ese comportamiento tumultuoso se hizo presente ayer previo al acto en el que el partido del “jacho encendido y del buey que más jala” ratificó su pacto de alianza parcial con el PLD se produjo un enfrentamiento a pedradas entre grupos que presuntamente eran impedidos de entrar al lugar, y el resultado fue varias personas heridas. Como en los viejos tiempos, aunque ahora no hubo balas ni sillas por los aires, sino pedradas, al estilo Joaquín Sabina en su canción “Y nos dieron las 10”.

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