Dos pioneras, un par de propulsores, tres beisbolistas destacados, un representante de los puños y el ensogado, otro del tenis de mesa y un prolífero canastero. El total es 10, grupo que ahora pertenece a la inmortalidad del deporte dominicano.
El Pabellón de la Fama condecoró ayer a Claudine García (ráquetbol); Eneidea Pérez de Lucke (ajedrez); Bolívar Vargas Candelario y Roosevelt Comarazamy (ambos propulsores); José Núñez, Plácido Polanco y Alfonso Soriano (béisbol); Jorge Ámparo (boxeo); Lin Ju (tenis de mesa) y Máximo “Tepo” Tapia (baloncesto) con el anillo y la placa de rigor para pertenecer sin fecha de expiración a su sagrada matrícula.
La ceremonia, celebrada en las instalaciones del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte de la Capital, se inició a las 11:17 de la mañana y terminó a la 1:42.
García y Pérez de Lucke hicieron historia. No había inmortales en ráquetbol hasta ayer que llegó Claudine, dueña de una carrera que dio medallas al país, mientras que Pérez de Lucke es la primera mujer en el ajedrez. Sus discursos fueron cortos y precisos, con Eneida valiéndose de su dispositivo móvil para leer su escrito. Recordó que prefería jugar ajederez en un patio y no sudar en una cancha. Para José Núñez, otrora lanzador estelar con los Leones del Escogido, “este es el día más importante de mi vida”. Recordó a su natal Jarabacoa y a su “familia escarlata”. Polanco y Soriano, dos que se pasearon por las Grandes Ligas con calidad, hicieron énfasis en la disciplina y en los valores familiares.
Anécdota de Comarazamy.
El discurso más corto fue el de Lin Ju, realizado en español y duró cerca de un minuto. Vargas Amador, de 84 años, entra al Pabellón por su dilatada carrera al frente de la Federación de Pesas.
Máximo “Tepo” Tapia recibió muchos aplausos. El canastero, que jugó con los Astros y San Lázaro, entre otros equipos, recordó sus orígenes de Villa Consuelo, del Club Rafael Barias, y habló de su entrada “al baloncesto por la puerta de atrás” porque les llevaba agua a los jugadores antes de practicar esta disciplina.
Comarazamy, presentado por José Antonio Mena, deleitó con sus palabras. Detalló cómo abandonó la carrera de derecho para entrar a la crónica deportiva, donde es único en su clase.
Pero Roosevelt hizo mención de su “hazaña” en el deporte, ocurrida en una mañana de veraneo de 1960, cuando jugando pelota con sus amigos en los terrenos del Colegio Luis Muñoz Rivera de la Capital un “foul” suyo hacia atrás “fue a parar de aire en el vidrio lateral de un veloz y brillante Cadillac negro cuya placa solo tenía las cinco estrellas del generalísimo Trujillo. ¡A cooorrer fanáticos!”, no terminó bien de decir cuando el auditorio estalló en risas. Por suerte no hubo consecuencias ante este hecho, dijo luego Comarazamy a elCaribe. El ceremonial 53 del Pabellón de la Fama fue ligero, tuvo música, cero lágrimas, mucha historia y dejó a 10 nuevos inmortales.
