De regreso en la patria amada, tras mi nuevo viaje a Nueva York, con una estancia de ocho días en un arduo e intenso trabajo en mi condición de periodista-analista de boxeo de este diario, aquí estoy en mi normal tiempo de labor.
Para cumplir con mi deber ciudadano de depositar mi voto en las elecciones primarias, previas a los próximos dos procesos electorales -para elegir las nuevas autoridades municipales-congresuales y presidenciales, tuve que abordar un avión temprano el domingo seis de octubre, en el Aeropuerto Kennedy que me garantizara estar a tiempo en Santo Domingo y pode votar.

Aunque algunos sectores de la sociedad civil habían advertido que “con el voto automatizado podrían registrarse problemas que empañarían las primarias en las que compitieron aspirantes a cargos electivos de los partidos PLD y PRM”, nunca me imaginé que después de varios días de terminar el complicado (¿?) proceso comicial, todavía no estaba claro, por el lado del PLD, un ganador para la candidatura Presidencial.

Así como lo leen…porque hasta que la Junta Central Electoral (JCE) no dé una información oficial sobre el precandidato ganador, nadie puede egenciarse el triunfo. ¡Es obvio!

Al momento de escribir este artículo, según los datos de la JCE, Gonzalo Castillo, precandidato de la corriente del presidente Danilo Medina, estaba arriba en el conteo de los votos. Una mínima ventaja sobre el aspirante Leonel Fernández, ¡pero ventaja al fin!

Fernández afirma que, según el conteo de su centro de cómputos, contrario al informe de la JCE, él ganó las primarias.

Solicita una auditoría al software por un organismo de credibilidad nacional o internacional el cual certifique y garantice el correcto funcionamiento de la solución del voto automatizado.

Precisamente lean lo que, una semana antes de la primarias, afirmó Julio César Castaños Guzmán, presidente de la JCE: “Nos comprometemos a realizar una auditoría al software por un organismo de credibilidad nacional o internacional el cual certifique y garantice el correcto funcionamiento de la solución del voto automatizado desarrollado”.

Les recuerdo las siguientes líneas, que aparecen en mi artículo publicado el 27 de septiembre: “El categórico señalamiento del presidente de la JCE debe pasar de las palabras, que marcan la teoría, a los hechos. Y los hechos, por lógica, deben ser certificados por la práctica que finalmente es la que da credibilidad al planteamiento teórico”. El panorama de las elecciones primarias se ve confuso.

Finalmente, ¿saldrá airosa la JCE?

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