La República Dominicana inaugura y pone a prueba muchos procesos el próximo domingo 6. El sistema de elección de los candidatos en los partidos mediante el ejercicio del sufragio con la mediación de la Junta Central Electoral (JCE) y la participación de los ciudadanos con el padrón universal de electores en un caso y con un padrón restringido en el otro.
En las dos agrupaciones políticas principales serán elegidos la inmensa mayoría de los candidatos en una sola jornada, lo que es único, con lo cual se tratará de evitar el uso de las militancias de los partidos para influenciarse mutuamente.
Se trata de organizar la elección entre 6,710 precandidatos en el PLD y 4,717 en el PRM, para lo cual se requerirá la colaboración de no menos de 36,860 personas sólo para el personal de las mesas y la movilización de 48 mil militares.
Montar todo eso conlleva una gran logística y una complejidad significativa, a un alto precio, RD$2, 416, 845, 800. 00 para facilitar el voto estimado de 7 millones 422 mil 416 dominicanos en el PLD o 1 millón 296 mil 483 en el PRM.
No entremos en los detalles relativos a la organización de las votaciones en sí, en cada mesa, en cada centro de votación, en la previa instalación, en el desarrollo de las votaciones.
Hay que hacer un enorme esfuerzo para que todo resulte como se desea y que las partes involucradas, partidos y aspirantes, colaboren para que sea así.
Ha habido interrogantes sobre la seguridad del respeto a la voluntad del votante, de que no resulte alterada. Por eso, uno de los actores ha reclamado una contrastación del voto automatizado con las papeletas depositadas en las urnas.
Hemos considerado que si bien la automatización se orienta a darle celeridad a las votaciones, nada debe impedir que todo ocurra de manera transparente, de modo que no haya dudas sobre los resultados.
Por eso, es necesario robustecer el esfuerzo de la JCE mediante prácticas transparentes y garantistas que imposibiliten cualquier intento de alterar la voluntad de los votantes.
