Van Gogh no fue nunca a Canadá ni Víctor Morin viajó a Bruselas o a París a fotografiar al pintor

Según un escrito chino o budista hay tres cosas que no se pueden ocultar: el Sol, la Luna y la verdad. Por mucho tiempo se hizo pasar un segundo retrato del inepto Dr. Gachet como una obra de Vincent Van Gogh cuando en realidad el pintor había hecho uno solo. El otro lo hizo el propio doctor como muchísimos otros cuadros que él y “su equipo” falsificaron.

Gracias a un trabajo de investigación profundo del periodista francés Benoit Landais se ha aclarado que el “Dr. Gachet” de fondo rojo, que no amarillo, es falso. A Landais, sin quitarle méritos, no le fue difícil averiguarlo por “la manía” que tenía Van Gogh de escribir largas cartas a su hermano Theo, a su madre y a su hermana Will de manera regular y casi como un diario que registró su vida, sus alegrías, sus penurias, sus bocetos. De esta manera esa investigación de Landais recogida en su libro “L’affaire Gachet” da luces, no solo sobre las falsas pinturas de Gachet, sino también de la complicidad de Paul su hijo y Johanna (Jo) viuda de Theo.

En otra investigación del propio Landais se descubren unos grabados atribuidos a Vincent que fueron realizadas por el falsario doctor y su equipo. Y juntamente en la publicación de “La folie Gachet” Landais coloca una foto de Van Gogh que no es Van Gogh. Inexplicablemente, para un periodista de su talla, cometa ese error.

La foto corresponde a un personaje desconocido, probablemente un campesino, que vivió en un pueblito cercano a Montreal, Quebec conocido como St. Hyacinthe. Esta fotografía fue adquirida en una tienda de antigüedades en Massachusetts en los años 90 por un tal Tom Stanford porque a él le pareció que se parecía al famoso pintor holandés.

En el momento que se realizó la fotografía Vincent fue pintado por su amigo australiano John Peter Russel donde se puede apreciar la edad y la energía de Van Gogh. Esta foto, a pesar de un gran parecido con uno de sus autorretratos, el campesino quebecuá retratado es un hombre mucho mayor.

¿Cuántas veces no somos confundidos por alguien como si tuviéramos un doble en alguna parte? En internet aparece una página con una serie de “dobles” de famosos que nadie pensaría que es otra persona.

El parentesco extremo no es prueba de la autenticidad de alguien. Van Gogh no fue nunca a Canadá ni Víctor Morin viajó a Bruselas o a París a fotografiar al pintor.

El Museo Van Gogh de Ámsterdam no reconoce la fotografía de Morin como una foto de Van Gogh y eso lo sabía y lo sabe Landais. Es posible que la disputa del periodista y el Museo acerca de la autenticidad del segundo retrato de Gachet, que este reconoce como auténtico y cuyo valor sobrepasa los 80 millones de dólares, haya endurecido y cegado al periodista en una lucha antagónica de torcedera de brazo. Craso error.

La fotografía de Víctor Morin no es de Vincent Van Gogh de la misma manera que un afiche de Caamaño barbudo entrenando en Cuba e impreso en Alpha & Omega en los 80 no era yo, aunque muchos de los empleados así lo afirmaban.

Tampoco se puede hacer comparaciones de simetrías de un retrato fotográfico con uno pintado.

¿Qué llevó a Landais a colocarlo en su libro? Es un misterio. Sin embargo, eso ha contribuido a crear más confusión en un público de internet que cree cualquier cosa. Ese es el peligro de la comunicación de hoy día que alguien tiene el poder de difundir noticias sin fundamentos.

La investigación en la actualidad se facilita siempre y cuando haya personas serias y responsables. Recientemente dos escritores hicieron un trabajo de detectives para demostrar que Van Gogh no se suicidó. Rastrearon el autor, que en esa época tenía 16 años. El trabajo de Steven Naifeh y Gregory White Smith es hermoso y tenaz. Una vez más la verdad surge de los escombros interesados.

Influye, es evidente, los grandes intereses alrededor del pintor cuya obra hoy día tiene un valor incalculable en parte por la gran cantidad de mentiras que más que hacer la biografía del pintor, han inflado el morbo y el sensacionalismo sin fundamento.
Vincent Van Gogh fue un gran artista cuya imagen la dejó él mismo, como cuidándola para que no fuera alterada por falsos clichés. Sus autorretratos, el retrato de Russel, el perfil que hizo Toulouse Lautrec, son la imagen verídica del artista. Víctor Morin no conoció a Vincent ni lo fotografió. Voilá.

Tanto Joelle Steele (https://www.facecomparisons.com/article-346.html) y otros investigadores han demostrado que el fotógrafo Víctor Morin tenía un estudio en la 42 Rue St. François, Place du Marché, St. Hyacinthe y que ni en Bélgica ni en París había otro con el mismo nombre con un espacio fotográfico. En St. Hyacinthe existe hoy un estudio en la misma dirección antes señalada, Morin & Messierm, que mantiene la tradición del mencionado fotógrafo lo que puede comprobarse fácilmente visitándolo.

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