El doctor Crespo Vargas estudió en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), pertenece a la primera promoción de médicos

El doctor Orlando Crespo Vargas agradece a Dios haber tenido unos padres que lo respaldaron y cubrieron sus necesidades.
Agradece, además el apoyo de su familia, la cual defiende a “capa y espada”, aunque reconoce que tienen sus altas y bajas, “he tenido la ventaja de que mis hijos se llevan bien y se defienden entre ellos. Eso me hace sentir un hombre bendecido”.

De su esposa Doralisi, expresa que ha sido un gran soporte, a quien atribuye todo lo que ha conseguido, ya que con su apoyo “me ha ayudado mucho en el desarrollo de mi carrera profesional”.

1. Núcleo familiar
Mi niñez transcurrió en Santiago, allí realicé mis primeros estudios en el Instituto Iberia, la intermedia en la Escuela México, pero terminé el bachillerato en el Instituto Evangélico en 1966. Soy de la primera promoción. En ese año mi padre Próspero Rafael Crespo Rodríguez y mi madre Mireya Vargas de Crespo, ambos fallecidos, vinieron a vivir a Santo Domingo. Lamentablemente papá murió muy joven, en 1969, tenía 44 años, mamá por suerte nos duró hasta los 83. Papá era comerciante, llegó a adquirir flotillas de camiones para el transporte a granel. Mamá siempre fue ama de casa. Tengo cinco hermanos de padre y madre Nelson, José Rafael, Miguelina, Leonel y Próspero, soy el mayor. También, tengo dos hermanos de padre Nelson y Popy. Gracias a Dios tuve unos padres que me respaldaron y cubrieron mis necesidades. Siempre tuve esos problemas primarios resueltos”.

2. Estudios universitarios
Entré a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en 1966. Después de aquel movimiento renovador, tuvimos muchos problemas, en vez de terminar la carrera en siete años, duramos nueve, entramos en 1966 y salimos en 1975. Estábamos en la época pos revolución del 65, había un buen por ciento de la población armada, los mismos estudiantes estaban armados, recuerdo como ahora verlos llegar con algo largo envuelto en periódico, eran fusiles. Un día encontré la universidad rodeada de tanques de guerra, no sabía a qué se debía, pero en esa época las demandas y los conflictos de los grupos universitarios eran fuertes, recuerdo los tiempos del Fragua y el Bru, eran grupos en conflictos por los intereses políticos, sin contar los de la izquierda radical, en ese entonces el MPD y Pacoredo. Era una época dura, teníamos que correr mucho. Una vez me tiré por encima de una verja, la Policía venía detrás, cuando me levanté del suelo seguí corriendo, no sabía que estaba sangrando. Cuando me paré me di cuenta que se me había ido la piel debajo de los brazos. Pasé muchos sustos en la universidad”.

3. Pérdida de vidas
En los conflictos de la UASD se perdieron muchas vidas valiosas, como Fadul, hermano del actual ministro de Interior y Policía. Cuando lo mataron, me encontraba en la explanada de medicina, Fadul estaba en el play, una bala perdida lo alcanzó en la cabeza. También recuerdo la muerte de Sagrario Díaz, dentro de la universidad, los que murieron fuera del recinto fueron mayores. Los grupos de izquierda quedaron acéfalos cuando mataron a sus dirigentes, la pérdida de Orlando Martínez en 1975 lo recuerdo claramente. Fueron años muy difíciles, pero digo que eran contemplables que fueran así, el país venía de una guerra, de una sociedad totalmente dividida, los conflictos no solamente políticos, sino sociales y económicos. Después de la guerra del 65 no había dinero ni siquiera para pagar la nómina pública, todo ese problema se llevó al área universitaria”.

4. Nombramiento
Me gradué de médico general en 1975, conseguí un nombramiento en La Romana, como no tenía nada, fui donde el director del Seguro Social de entonces, Héctor Pereyra Ariza, le dije que le agradecía el nombramiento, pero que no tenía ni para comer ni donde dormir, me autorizó a que fuera a vivir y comer al hospital Aristy Fiallo Cabral, su director era el doctor Abreu, quien me dijo que me iba a dejar allí hasta que cobrara mi primer sueldo. Recuerdo que duré cuatro meses, me estaba economizando el sueldo, reuní algo de dinero para mudarme en una casa y tener otro tipo de vida”.

5. Gran oportunidad
En 1981, siendo médico de base de la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia se celebró un Congreso Panamericano de Ginecología y Obstetricia, lo impartió un grupo de médicos venezolanos, me tocó coordinarlo, no sabía nada de eso, recuerdo que leí unos libros para orientarme. Al parecer a los venezolanos les gustó mi trabajo, me preguntaron en qué podían gratificar mis atenciones y las de mi mujer, les dije que queríamos hacer un curso de sonografía, nos dijeron que sí. El doctor Vinicio Calventi, que era el director me dio la oportunidad de ir a hacer el curso en la Universidad Central de Caracas, pero con la condición de que regresara al país”.

6. Regreso a RD
Mi mujer y yo regresamos al país siendo los primeros médicos dominicanos en traer un entrenamiento en sonografía general. Recuerdo que no teníamos un peso, solo un carro que habíamos dejado aquí y el cargo que el doctor Calventi me había guardado. Entonces fundamos el Centro Médico Doctores Crespo en La Victoria, era un consultorio con cuatro camas, con una pequeña farmacia, mi mujer la atendía, mientras yo trabajaba en la maternidad, iba al consultorio en las tardes, fue difícil, en ese entonces en La Victoria no habían carreteras. Ahí pudimos conseguir para irnos desarrollando. En Caracas nos hicieron muy buenas ofertas, siete mil dólares mensuales, que en esa época era un dineral, aquí el sueldo era de 600 pesos mensuales, pero tenía un compromiso con el doctor Calventi. Mi esposa y yo empezamos a dar charlas por hospitales y clínicas, así fuimos dando a conocer esa tecnología, empezamos a diseminarla en clínicas de Santo Domingo, también en Santiago, Barahona, Cotuí, La Romana, San Pedro de Macorís. Al mismo tiempo ejercía como ginecólogo, aunque llegó un momento en que las imágenes de diagnóstico no me permitieron continuar el desarrollo de la ginecología, entonces me quedé con el área de imágenes”.

7. Matrimonio
Doralisi era mi alumna, la conocí en la maternidad, cursaba el quinto año de la carrera de medicina, era su superior, entonces parece que le caí bien, duramos dos años de amores, en 1981 nos casamos. Es una mujer interesante, conversadora, sociable, muy recta, de temperamento recio, pero muy llevadera. Hemos llevado una relación como todos los matrimonios con sus altas y sus bajas, pero la hemos mantenido. Puedo decir que al día de hoy nos llevamos bien, somos muy armónicos, nos complementamos, su soporte ha sido muy valioso. Dicen que detrás del éxito de un hombre siempre está una mujer, ella ha tenido mucho que ver con el desarrollo de mi carrera y del IDE. Tenemos cuatro hijos Orlando Miguel, Jean Carlos, George y Lorena. Tenemos 48 años juntos, hemos logrado el desarrollo que hasta hoy tenemos. Mis hijos están integrados en el negocio”.

8. Agradecimiento
Le agradezco muchísimo al doctor Calventi, mi padrino profesional, que Dios lo tenga en gloria. Si hay una persona, a parte de mi familia, a la cual tengo que agradecerle es a él, fue un señor que siempre pulseó para que me lograra como profesional, tuvo que ver mucho con mi formación profesional, fue el padrino de mi tesis, se ocupó de que hiciera una residencia médica, de que me quedara como médico de base del hospital, de que me fuera del país a hacer una especialidad. Y lógicamente, no voy a negar que fuera exigentísimo, por algo hay un hospital que lleva su nombre. El doctor Calventi siempre procuró que me quedara en el hospital para llegar a escalar posiciones. Un día le dije que me iba del hospital, recuerdo que me insultó, pero de cariño, teníamos un trato familiar, me pidió que no volviera a decirle eso, que yo era uno de los que manejaban el hospital. Duró un año para aceptarme la renuncia. Pienso que los hospitales públicos son por un tiempo, que hay que darle espacio a las generaciones que vienen atrás. A Vinicio lo recuerdo tan entrañablemente, no tengo palabras para definirlo, lo recuerdo y se me eriza la piel”.

9. Altas y bajas
La vida tiene altas y bajas, recuerdo que teníamos varios centros diagnósticos diseminados en diferentes clínicas de la capital, pues a medida que fueron creciendo, de que los pacientes iban fluyendo en gran cantidad nos pedían que les entregáramos el departamento, así seguía pasando, hasta que me dije que no volvería a hacerles centros diagnósticos a ninguna otra clínica, porque cuando uno ya se ha comido el hueso, y se está trabajando normal, el dueño te dice hasta aquí llegamos, pásame eso que es mío y es verdad, es de ellos. Entonces mi mujer y yo fundamos el Instituto de Diagnóstico y Especialidades (IDE) en 1994. Pero en la Clínica del doctor Cruz Jiminián tenemos una sociedad de más de 25, allí iniciamos cuando era muy pequeñita, mi mujer empezó a desarrollar el departamento de sonografía, yo hacía lo mismo en otros centros, hasta que pudimos conseguir algunos médicos para trabajar con nosotros. Empezamos con sonografía, luego rayos X, posteriormente densitometría, tomografía, mamografía, resonancia magnética, teniendo hasta el día de hoy, creo, una credibilidad de la sociedad bastante aceptable”.

10. El IDE
El IDE lo fundamos hace 26 años, hemos ido caminando, esa es la vida. Estamos empeñados en hacer un trabajo serio, bien específico sobre monografía especializada, lo estamos haciendo. Hacemos sonografía articular y de rodilla con buena calidad diagnóstica, además hemos incursionado en sonografía vascular, doppler, sobre todo de miembros inferiores. Aquí viene una gran cantidad de personas con insuficiencia venosa, problemas de las arterias carótidas, las arterias del cuello. Muchas veces esas patologías tienen que ver con los accidentes cardiovasculares.
Dentro de la sonografía general realizamos la ginecoobstetricia, de las mamas, de tiroides, músculoesqueléticas, pero también hemos incursionado en el área de las biopsias dirigidas. Contamos con un personal calificado, queremos que se expanda, no solo este tipo de trabajo que hacemos en el país, sino también la calidad y confiabilidad de estos tipos de estudios”.

Reconocimiento

Tengo unas placas afuera del IDE de tres personas que para mí desarrollo profesional y como persona fueron muy significativas. Una de ellas es en honor a mi papá, esa placa está a la entrada de mi consultorio. También hay una al doctor Nicolás Crespo Rodríguez, que era un hermano de mi papá, quien también tuvo influencia en que me desarrollara como médico.

En la entrada hay otra placa en honor al doctor César Ramírez, que en ese entonces era administrador del Banco de Reservas, quien creyó en mí, me hizo un préstamo para comprar mi primer sonógrafo, fue en los años 84-85, para entonces era una cantidad considerable, era para pagarlo en 18 meses, pero lo hice en un año. Luego, volví donde el doctor Ramírez hacer otro préstamos para comprar otro aparato, el cual nos concedió de inmediato. Le estaré eternamente agradecido por la confianza que depositó en nosotros.

Lucha
En los conflictos de la UASD se perdieron muchas vidas de estudiantes valiosos, como Fadul, hermano del ministro de Interior y Policía; Sagrario Díaz, entre muchos otros. Los recuerdo claramente.

Recuerdos
Una vez me tiré por encima de una verja, la Policía venía detrás, cuando me levanté del suelo seguí corriendo, no sabía que estaba sangrando. Cuando me paré me di cuenta que se me había ido toda la piel debajo de los brazos.

Declaración
Después de la guerra del 65 no había dinero ni siquiera para pagar la nómina pública, todo ese problema se llevó al área universitaria”.

Gratitud
A Vinicio lo recuerdo tan entrañablemente, no tengo palabras para definirlo, tuvo que ver mucho con mi formación profesional”.

Sostén
Todo lo que he conseguido ha sido con el apoyo de mi esposa Doralisi, quien siempre me ha ayudado en el desarrollo de mi carrera”.

Orgullo
Reconozco que somos una familia con sus altas y bajas, pero he tenido la ventaja de que mis hijos se llevan bien, se defienden entre ellos. Eso vale mucho”.

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