Que el enemigo juegue con quienes no le identifican no significa que no será desenmascarado. Que juegue con tus finanzas, tu salud o tu familia, tampoco significa que ganará el juego. La victoria fue predeterminada y aunque la vida trae grandes desafíos, la razón teje muchas extravagancias y en el espíritu operan terribles amenazas, nunca olvides las sabias palabras de Salomón conectadas al Eterno: “Se prepara al caballo para el día de la batalla, pero la victoria es del Señor”, y éstas: Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos”. .

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