El cabo de la Policía Nacional que resultó muerto en Cristo Rey el pasado viernes había sido amenazado por narcotraficantes en reiteradas ocasiones para que no fuera al callejón conocido como “La Chancleta” del referido sector, donde supuestamente opera un punto de drogas.

Steven Contreras, de 24 años, falleció a causa de heridas múltiples de bala supuestamente ocasionadas por Bienvenido Javier Ángeles Guerrero, de 27 años, y Julio Santiago Taveras Tejada, de 31, quienes se encuentran prófugos de la justicia.

Según declaraciones de los residentes del lugar, que prefirieron no ser identificados, mientras el cabo Contreras y un amigo suyo esperaban a su novia fuera de la vivienda de esta, Ángeles Guerrero y Taveras Tejada les pasaron caminando por entre ambos, rozándolos y sin pedirles permiso, lo que dio origen a la riña, alrededor de la 10:30 y 11:00 de la noche.

Añadieron que cuando comenzaron a discutir, Julio llamó a José Antonio Guerrero, de 42 años, quien es asimilado de la policía y se encontraba en su casa en el callejón “La Chancleta”, provocando un intercambio de disparos donde el asimilado también resultó herido de bala y por lo que recibe atenciones en un centro de salud.

Residentes del sector también alegaron que en varias ocasiones Steven y los narcotraficantes habían tenido diferencias por el hecho de que el hoy occiso era miembro de la Policía y los hombres en el referido callejón operan un punto de venta de drogas.

Además, indicaron que los narcotraficantes controlaban todos los accesos por donde se llega a la residencia de la pareja de la víctima y otras viviendas, por lo que le molestaba que fueran personas que “no fueran clientes” o residentes del callejón.

Afirmaron que Bienvenido Javier y Julio Santiago, tras cometer el hecho, huyeron con el arma de Contreras y otra de Antonio Guerrero.

Los acusados permanecen prófugos.

Dicen cabo era tranquilo

Los familiares agregaron que Contreras siempre tuvo una personalidad tranquila y que hace tres meses sostenía una relación con la joven a quien calificaron como “una muchacha con cierto carácter de formalidad”.

Su tía, Paulina Contreras, expresó que no saben detalles específicos de cómo ocurrieron los hechos, pero que solo tenían entendido que le pidieron a su sobrino que no entrara al lugar con la luz del motor prendida, porque supuestamente en ese callejón operaba un punto de drogas.

También, Paulina Contreras denunció que la madre del cabo ha trato de interponer la querella en tres ocasiones y el personal del destacamento no se encontraban en labores.

Los parientes del agente esperan que se realice justicia y que le expliquen cómo ocurrieron los hechos.

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